El Servicio de Vigilancia Aérea (SVA) cuenta, desde hace poco más de un año, con nuevos aliados en los cielos, los cuales parecen sacados de una película de espías.
Se trata de quince pequeños aviones, denominados aeronaves no tripuladas, que son manejados a control remoto por un operador y que han permitido ampliar las labores de este cuerpo policial, especialmente para la vigilancia de zonas de difícil acceso.
Juan Luis Vargas, director del SVA, explicó que se trata de cinco sistemas modelo RAVEN RQ-11B, cada uno incluye tres aeronaves y dos estaciones de soporte en tierra.
El Servicio de Vigilancia Aérea ha trabajado con estos pequeños aviones, donados por la Embajada de los Estados Unidos, desde febrero del año pasado; sin embargo, fue hasta este pasado martes 10 de agosto que las aeronaves pasaron a ser propiedad oficial del Gobierno tico.
LEA MÁS: Estados Unidos dona 15 aeronaves no tripuladas como las que se ven en películas
Según Vargas, esta donación es de suma importancia para el país, pues cada uno de los sistemas tiene un valor superior a los $25 mil (poco más de 15 millones de colones), además hay que sumar la capacitación dada a seis operadores, la cual también fue donada por la embajada de Estados Unidos.
— Estas aeronaves no tripuladas pueden realizar vuelos programados sin la necesidad de un operador.
“Estamos incursionando en lo que son las aeronaves no tripuladas, porque son un método a veces más seguro para obtener información, son más baratas que operar una aeronave grande y también tienen capacidades diferentes que nos facilitan el trabajo”, explicó el director.
Usadas en el Ejército
Aunque a simple vista parecen un juguete, Vargas dijo que estos pequeños aviones son dispositivos muy novedosos, los cuales incluso han sido usados por el Ejército de los Estados Unidos en operativos de inteligencia.
“Cada aeronave mide un 1,40 metros de ala a ala y un metro de la punta a la cola, se lanzan con la mano y son propulsadas con un motor eléctrico.
“Además, cuentan con una cámara estándar que graba videos y toma fotografías, también está equipada con visión nocturna para ser utilizadas de noche”, detalló Vargas.
La estación en tierra consta de una computadora, un control para manejar el avión y dos antenas, las cuales permiten que la aeronave pueda volar hasta a 10 kilómetros de distancia de donde está ubicado el operador.
“Tiene una autonomía de entre 60 a 90 minutos, que es el tiempo de vuelo que le permite la batería recargable con la que cuenta, puede alcanzar una velocidad de hasta 50 kilómetros por hora y puede volar hasta los 305 metros sobre el nivel del mar, además tiene un peso de dos kilogramos”, detalló el director del SVA.
Fáciles de manejar
Una de las grandes ventajas que ofrecen estas aeronaves no tripuladas es que son muy sencillas de manejar, pues el control es parecido al de un dron, pero responde más rápido, por lo que operador puede establecer la dirección y la altura de vuelo sin ningún problema.
Otro punto a favor es que incluso pueden funcionar sin que una persona los esté manejando.
“También cuentan con un programa que nos permite hacer vuelos programados, es decir, en automático, entonces uno le indica al avión hacia qué puntos tiene que dirigirse y la altura que debe mantener”, añadió Vargas.
LEA MÁS: Zoncho se estrella contra avioneta que aterrizaba y golpea a tres pasajeros
En cuanto a cómo regresan a la base, Vargas explicó que esto se da por medio de un aterrizaje un poco forzoso.
“La recuperación de estas es haciendo un aterrizaje que es prácticamente en caída, porque estas aeronaves están diseñadas para desarmarse, para que las piezas no se quiebren”.
— Estos pequeños aviones vienen equipados con cámaras que graban videos y toman fotografías, además tienen visión nocturna.
Nada se pierde
El director del SVA también dijo que estas aeronaves son perfectas para hacer trabajos de inteligencia o vigilancia, ya que si son derribadas, no se perderá nada de la información recolectada durante el vuelo.
“Una característica de este equipo es que todo lo que se grabe no está en la cámara de la aeronave sino que todo eso va directamente a la computadora que están usando los operadores, por lo que en caso de que se pierda la aeronave, no queda nada en la memoria del avión”.
Pese a que son muy pequeñas en comparación a las avionetas que suele usar este cuerpo policial, Vargas explicó que cada uno de estos aviones requiere el mismo cuidado y atención que una aeronave de mayor tamaño.
“Se tratan igual que una grande, tiene sus horas de mantenimiento, sus bitácoras a bordo con los reportes de mantenimiento, de hecho los mismos operadores son los que están entrenados para cuidar del equipo”.
Vargas recordó que estas aeronaves fueron de suma importancia cuando inició la pandemia del covid-19, pues fueron usadas para vigilar ambas fronteras del país cuando prohibió el ingreso de extranjeros como medida sanitaria.