Sucesos

Agentes descubren un tenebroso asesinato ocurrido en suelo tico gracias a un despido

Wálter Nelson Antay Rodríguez era un peruano muy pulseador, su talento lo llevó a tener negocios fuera de su país natal, pero en Costa Rica fue víctima de un atroz hecho

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Un despido laboral y la negativa de pagar lo que establece el Ministerio de Trabajo fue lo que encendió las alarmas para una limonense de apellido Barton, al sospechar que algo malo pasaba con su patrón.

Sus sospechas la llevaron a denunciar ante el OIJ y el desenlace de esta acusación permitió descubrir uno de los hechos más macabros que han ocurrido en suelo tico, pues, incluso, se usó un congelador para esconder y mantener el cuerpo de la víctima.

La limonense trabajaba para un peruano llamado Wálter Nelson Antay Rodríguez, de 52 años, quien era un comerciante bastante pulseador y había dejado su país en busca de oportunidades de negocios en otras tierras.

Antes de que Wálter llegara a suelo tico estuvo viviendo en Estelí de Nicaragua, donde se casó con la nicaragüense Rita Raquel Rostrán Fajardo. La pareja tuvo un hijo y como eran esposos emprendedores tuvieron una panadería.

A los años Wálter decidió emigrar a Costa Rica y se estableció en Limón, donde abrió un local de empanadas, al que le puso el apellido de su esposa “Rostrán”. Fue así como la tica de apellido Barton conoció a Wálter.

Wálter Antay tuvo en Limón una venta de empanadas que llevaba el apellido de su esposa. Foto: Archivo

Bartón comenzó siendo una empleada más de la venta de empanadas.

Quizás la distancia fue lo que llevó a Wálter a separarse, sentimentalmente, de su esposa; sin embargo, siempre mantenían comunicación por su hijo.

En marzo del 2011, Antay recibió mensajes del celular de su esposa en la que le pedía $1.000 mensuales (¢518.000 al tipo de cambio actual) y le decía que se había ido de la casa, que quería un tiempo a solas, y no le diría a nadie dónde estaba.

Wálter respetó lo que ella le indicaba por mensajes y él siguió con su comercio en suelo tico. Conforme pasaron los años se involucró sentimentalmente con su empleada de trabajo, la limonense de apellido Barton; incluso, estuvieron viviendo juntos.

No obstante, en el 2016, el destino les dio un giro que los separó para siempre, cuando un sujeto de nombre Caín Gutiérrez Alfaro, primo de Rita Raquel Rostrán (esposa de Wálter), y un menor de edad, hijo de Wálter, llegaron a Costa Rica buscando a al comerciante peruano.

“En apariencia, en abril del 2016, el acusado ingresó a Costa Rica de manera irregular, en compañía del hijo de Rita Rostran y Wálter Antay; ambos llegaron a la casa de Antay. Presuntamente, el sospechoso se ganó la confianza del hombre y se involucró en sus actividades comerciales, así como en su entorno social y familiar”, señaló la Fiscalía durante la investigación.

Ante la llegada de ellos, la limonense Barton dejó de vivir con Wálter, porque al parecer, el primo de la esposa y el menor le manifestaron que se sentían incómodos de que ella estuviera con ellos, pues no era familia directa.

Ante este comentario, Barton continuó trabajando en el puesto de empanadas y, sin problema alguno, dejó de vivir en la casa de Wálter. Los meses pasaron y tanto ella como Antay mantuvieron la relación de amistad, así como laboral, en la que siempre hubo respeto de ambas partes.

Hasta ese momento, todo parecía normal, tanto para la familia de Wálter como para el negocio.

Pero, el 1° de setiembre del 2018 fue la última vez que se vio a Wálter; Barton recibió mensajes del celular de él en los que le decía que estaba de paseo; sin embargo, a ella le extrañó que la forma de contestar había cambiado y no era la que usualmente tenían en sus conversaciones.

La costarricense, en un principio, lo vio normal; además, ya no compartían ninguna relación de pareja. Por lo tanto, ella continúo trabajando hasta mediados de noviembre del 2018 cuando fue despedida por parte de Caín Gutiérrez (el primo de la esposa de Wálter).

Todos estos detalles los recuerda don Román Marchena, un investigador judicial con 30 años de experiencia.

“Cuando ella le pidió a Caín el monto por las prestaciones, las vacaciones y demás, él se negó; ella no podía creer lo que pasaba, sobre todo porque sabía que el dueño del negocio era una persona responsable y que Wálter no le haría eso”, expresó Marchena.

Marchena le explicó a La Teja cómo un investigador perspicaz tomó este caso al atender la denuncia de Barton, quien llegó al OIJ diciendo que su jefe estaba desaparecido, y que tenía una semana, aproximadamente, de haber sido despedida.

“El 27 de noviembre del 2018 se presentó al OIJ y decía que quería hablar con un investigador; dichosamente, la atendió un agente de experiencia. Ella le contó que era pareja sentimental de Wálter Antay Rodríguez; que eran una pareja informal, que a veces convivía con él en la casa, pero que, aproximadamente, hacía año y medio atrás había llegado un primo de la esposa de él, a quien identificó como Caín, junto con un hijo con Wálter.

“Además, le dijo que estuvieron viviendo en la casa y el hijo, quien era un adolescente, le había dicho que ellos querían tener más vida familiar, y que ella estaba como un tercero, y que lo mejor era que ella se fuera de la casa, por lo que ella aceptó sin problema”, recordó el investigador.

La mujer le detalló que cuando dejó de ver a Wálter en el negocio no pensó nada raro, porque Caín y el hijo le dijeron que él andaba haciendo otros negocios.

“También mencionó que un día que andaba caminando por el centro de Limón se topó con un funcionario del Ministerio de Salud, quien también era amigo de ella. El funcionario le comentó que era raro que había llegado Caín para tratar de renovar una patente, pero le dijeron que no se podía porque necesitaba los pasaportes y otros documentos, además de que Wálter, como dueño del negocio, debía hacerlo de manera personal”, mencionó.

El investigador escuchó todo lo que decía la mujer y, pese a que ella no era familiar directa, y que ya ni siquiera era pareja de Wálter, decidió tomar la denuncia. Entonces, buscó a Caín y al hijo de la víctima, quienes le indicaron que Wálter estaba bien, solo que seguía fuera del país.

“Esa razón fue el detonante para que ella llegara al OIJ a contar esa historia. Resulta que un investigador sin experiencia pudo haber pensado: ‘esta mujer era la pareja y ya el hombre no quiere nada de ella, ahí está el hijo quien dice que está bien’, pero el agente vio cosas extrañas.

“Recuerdo que llegó a mi oficina y me contó la historia, escarbamos un poquito, y llamó la atención por esos detallitos que decía, por lo que había un posibilidad que había que investigar”, señaló Marchena.

Una vez interpuesta la denuncia los investigadores dieron con una hermana de Wálter, quien era vecina de Limón.

“La hermana dijo lo mismo, que había estado en comunicación con él, que le contestaba por mensajes, pero que hacía tiempo no lo veía ni había hablado (comunicación de voz) con él.

“No obstante, ella si nos dio otra luz; nos dijo que Wálter vivía en Nicaragua y que en este país había sucedido algo extraño, pues se había desaparecido la esposa de Wálter y que le parecía que la Policía nicaragüense había encontrado el cuerpo. Entonces, con esa información, el investigador a cargo se puso a buscar más datos”, expresó Marchena.

“No fue nada fácil obtener todos los datos, pero de manera informal, logramos contactar al policía nicaragüense que conocía este hecho y así obtuvimos detalles”, recordó el investigador.

Caín Gutiérrez Alfaro mató a Wálter Nelson Antay Rodríguez, lo desmembró y lo escondió en un congelador. Foto: OIJ
Caín Gutiérrez Alfaro mató a Wálter Nelson Antay Rodríguez, lo desmembró y lo escondió en un congelador. Foto: OIJ

Las autoridades determinaron que en marzo del 2011, estando en Estelí, Caín Gutiérrez mató a Rita Raquel Rostrán Fajardo (esposa de Antay) y la sepultó en su propia vivienda. Este crimen lo cometió junto con un hermano de él, de apellidos Gutiérrez Arce.

El cuerpo de la mujer fue encontrado en el 2016 por una persona que compró la vivienda (en Nicaragua), la cual, incluso, fue vendida por Caín. Cuando el nuevo dueño hizo una remodelación halló los restos de la mujer enterrados debajo de la loza.

En Nicaragua giraron una orden de captura contra Caín; ellos sabían que estaba en Costa Rica; sin embargo, el Ministerio Público costarricense nunca recibió esa solicitud.

En apariencia, Wálter nunca supo que su esposa había sido asesinada; él creyó que ella solo quería un tiempo a solas tal como lo había dicho por mensajes.

Sin saber, él le abrió las puertas de su casa en Limón al sujeto que se había encargado de destruir a su familia y que le robaría hasta la vida.

El OIJ siguió buscando a Wálter; no había rastro alguno. Entonces, allanaron el local y la casa del peruano en barrio Los Cocos, y dentro de la vivienda estaba Caín y el hijo de la víctima, quien tenía un gran cuarto de juegos.

Parecía que no iban a dar con él, hasta que uno de los investigadores vio que había una especie de mesa con un mantel encima y un ventilador; al acercarse y revisar vio que se trataba de un congelador. Adentro había bolsas de basura y al revisar encontraron el cuerpo de Wálter descuartizado.

Este congelador estaba en la casa de la víctima, al frente del cuarto de juegos del hijo de Wálter.

Wálter Antay fue asesinado de un balazo en tórax, lo desmembraron y en bolsas de basura lo metieron en este congelador. Foto: OIJ
Wálter Nelson Antay Rodríguez fue encontrado sin vida dentro de su casa en barrio Los Cocos de Limón. Foto: Archivo (Reyner Montero)

Para Marchena este ha sido uno de los casos más violentos que ha investigado y fue la primera vez que encontró el cuerpo de una persona en un congelador. Caín se había apoderado de los bienes de Wálter por medio de poderes hechos por abogados. También a Caín le encontraron los celulares de Wálter y Rita, y por eso contestaba los mensajes de WhatsApp haciéndose pasar por ellos.

Por el homicidio y estos hechos el nicaragüense fue sentenciado por los jueces de Limón. El 21 de abril del 2021 lo condenaron a 46 años en la cárcel. Tiempo después, la condena fue apelada e hicieron un segundo juicio, el 4 de agosto del 2022, en el que, nuevamente, lo encontraron culpable y la pena se la dejaron en 44 años.

La expareja del peruano asesinado, una mujer de apellido Barton, declaró el j17 de marzo ante los jueces Headley Leonardo Smith, Mario Francisco Piedra y Dereck Doyley, en Limón. Foto: Raúl Cascante.
La expareja del peruano asesinado, una mujer de apellido Barton, declaró ante los jueces Headley Leonardo Smith, Mario Francisco Piedra y Dereck Doyley, en Limón. Foto: Archivo
(VIDEO) Detención por asesinato de comerciante peruano en Limón
Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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