Yendry Hernández Rueda, de 26 años, es recordada como una mujer muy valiente, que breteaba de forma incansable como taxista informal para que no les faltara el platito de comida a sus tres hijos, de 11, 5 y 2 años.
Lamentablemente la vida de la joven madre llegó a su fin de forma violenta el pasado 18 de noviembre, cuando dos gatilleros la asesinaron de un balazo dentro del carro que manejaba en Puerto Viejo de Sarapiquí. En el hecho también falleció Mario Chavarría Castellón, de 48 años, quien era cliente de Yendry.
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“Ella era muy valiente y realizaba cualquier viaje con tal de llevarle leche y pañales a sus bebés. Muchas veces estuvo durante todo el día esperando ganarse un viaje y como no lo conseguía se quedaba toda la noche para llevar algo de comer a su casa”, contó una compañera de Yendry, quien pidió que su nombre no fuera revelado.
La trágica muerte de Yendry fue un golpe muy duro para los taxistas piratas de Sarapiquí, pues ella se ganó el cariño de todos por su forma de ser. El día del homicidio más de 100 de sus compañeros visitaron la casa de sus papás como muestra de apoyo.
Con temor
La amiga de Yendry contó que tras lo ocurrido todos los piratas de la zona están muy asustados, pues las autoridades no han detenido a los sospechosos.
El día del crimen la Fuerza Pública capturó a un hombre apellidado González, de 21 años, pero en menos de 24 horas fue dejado en libertad, ya que no lograron vincularlos con el homicidio.
“Éramos cuatro mujeres en carretera, ahora solo quedamos tres con miedo de no volver a nuestras casas.
Somos muchos los que estamos en riesgo por llevar una persona que esté metido en otro tipo de negocios, pero a veces aún sabiendo se les hace el viaje, ya que tal vez es lo único que se va a ganar ese día”, , dijo la amiga de Hernández.
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En cuanto al ataque, la taxista dijo que existe una versión que señala que los gatilleros se hicieron pasar por clientes, pues, según el dueño del carro que manejaba Yendry, la marca del balazo quedó en la parte superior del asiento de Yendry.
Extrañan a mamá
Rigoberto Avendaño, padrastro de Yendry, contó que él y su esposa, doña Guiselle Hernández, quedaron a cargo de sus nietos de 5 y 2 años, mientras que el mayorcito, de 11 años, se encuentra bajo el cuidado de su papá.
“Los primeros quince días fueron muy difíciles, porque ellos no se querían acostar esperando a que ella regresara. El mayor ya entendió que su mamá murió, pero el más pequeñito a veces tiene una leve esperanza.
Ellos hablan mucho de la mamá, el grande se sienta a contar la historia de ella y el chiquitillo le pone cuidado”, contó Avendaño.
Avendaño explicó que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), les dio la custodia de los hermanitos por seis meses, pero les dijeron que debían construir un cuarto adecuado para ellos antes de que termine ese plazo, por lo que están buscando cómo reunir la platita.
“Ellos (compañeros de Yendry) hicieron una recolecta muy grande que nos ayudó a solventar un poco esa situación, pero aún nos falta mucho por hacer”, añadió.
Fiestita de Navidad
Nada es capaz de borrar el dolor y la tristeza que los pequeñitos sienten por la partida de su mamá, pero los compañeros de Yendry quieren llevarles un poco de alegría en medio de una Navidad que será muy difícil para ellos.
“Desde ese día hasta ahora, que ya se va a cumplirse un mes, ellos no han abandonado a los niños, de hecho nos dijeron que el 23 de diciembre van a venir a hacerles una fiestita”, dijo Rigoberto.
La amiga de Yendry también comentó que varios de sus compañeros organizan un viaje para el 23 de diciembre a la casa de ellos con el fin de llevarles regalos, comida, leche y pañales.
Don Rigoberto dijo sentirse muy agradecido con los taxistas informales de Puerto Viejo, pues desde el día del homicidio siempre han estado pendientes de su familia.