Como la mala hierba, que aunque sea recortada sigue apareciendo, así es la situación que se vive en el país con los líderes de grupos narco, pues cuando las autoridades detienen a uno al poco tiempo aparece otro nuevo para reclamar su lugar.
Por esa misma situación es que casi que a diario se escuchan distintos apodos o sobrenombres de nuevos líderes criminales que están luchando con sus rivales por apoderarse de más territorios para la venta de drogas.
Randall Zúñiga, director interino del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explicó que el reinado de estos sujetos que encabezan grupos narcos suele ser muy corto, ya no es como en el pasado, donde un criminal podía mantenerse en la cima de estas organizaciones por muchos años.
“Las personas que están ahorita en algún rol de liderazgo o de dominio sobre una zona no duran mucho tiempo, ahorita son unos y dentro de tres años son otros.
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“Nosotros habíamos sacado una estadística anteriormente, y determinamos que el 95% de las personas que, de alguna forma, son sospechosos de encabezar grupos criminales hace tres años no lo eran y el 99% hace seis años no lo eran”, explicó Zúñiga.
Según la Policía Judicial, esta situación se debe a varios factores; sin embargo, el principal es el alto consumo de drogas en el país, pues este genera un mercado muy rentable para los grupos dedicados al narcotráfico.
“Dentro de dos o tres años es posible que estemos hablando de otras personas que estén buscando cómo encabezar los rankings criminales, pero en realidad estas personas son pasajeras, los que estuvieron antes ya fueron detenidos o fallecieron”, señaló Zúñiga.
Sustituyen a sus jefes
Gerardo Castaing, catedrático y exjefe del OIJ, coincidió con lo dicho por Zúñiga pero, además, explicó que existen varios factores que generan la aparición de nuevos líderes como, por ejemplo, la captura del cabecilla original.
“En las bandas dedicadas al tráfico de drogas se empieza desde abajo, como en cualquier negocio, y se va trabajando para obtener reconocimiento, especialmente, del líder del grupo, porque si algo le ocurre a este la persona que sea de su confianza será la que asuma dicho rol”.
Según el exagente, algunos líderes que han sido detenidos por las autoridades siguen operando desde la prisión, dándole órdenes a su hombre de confianza; sin embargo, en muchos casos ese que era su mano derecha se revela para adueñarse del grupo criminal.
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“Otro escenario se da cuando el líder está en la calle y uno de los que trabajaba con él decide tomar en sus manos todo el proceso de venta de drogas, por lo que se desata un enfrentamiento de un grupo subversivo contra el líder original y eso va a llevar a enfrentamiento violentos”, explicó.
El mejor ejemplo de esto es lo ocurrido con Luis Ángel Martínez Fajardo, líder narco conocido por el alias de Pollo, quien se inició como un aprendiz de Marcos Zamora Solórzano, alias Indio, y luego creó una banda rival a la de su exjefe, lo que desató una ola de homicidios por enfrentamientos entre ambos grupos entre 2012 y 2015.
Cambio de “negocio”
Sin embargo, la aparición de nuevos jefes narco no solo se da por ese fenómeno de “sustitución”, también ocurre debido a que delincuentes de otras áreas deciden incursionar en el mercado de las drogas por su rentabilidad.
“La cantidad de drogas que se mueve en el país hace que el mercado, a nivel general, sea muy lucrativo; entonces, la intención de algunos delincuentes es pasar de delitos como robar carros a vender drogas, porque eso les va a generar mayores ingresos.
“Muchos delincuentes que están dedicados a otras actividades como el tráfico ilícito de personas deciden dejar eso y pasarse a vender drogas”
— Gerardo Castaing, exjefe del OIJ.
Un caso que ejemplifica esto es el de un hombre apellidado Ramos Quirós, alias “Gordo”, quien recientemente fue detenido por el OIJ como sospechoso de liderar una banda narco en Puntarenas, que usaba menores de edad como sicarios para atacar a grupos rivales.
Ramos también está enfrentando un juicio acusado por el presunto delito de tráfico ilícito de migrantes, pues, según las autoridades, era el líder de una red de coyotes que se dedicaban a traficar cubanos que venían de Panamá.
Este caso se remonta al 2020, cuando la Policía Profesional de Migración desmanteló la banda que, al parecer, era liderada por Ramos, quien en aquel momento fue señalado como un taxista informal conocido como “El Mago”.