Amaly Nicole Rodríguez Martínez, de 18 años, es una de las víctimas recientes de los femicidios en Costa Rica. A ella la mataron de un balazo en la cara.
El sospechoso de quitarle la vida es su novio, un adolescente de 17 años, a quien le conocen como “Bigotes”, y está en fuga.
La última vez que se le vio a este hombre fue cuando, junto con Lenín Rodríguez, papá de Amaly, la llevaron al hospital Max Peralta de Cartago, donde la muchacha fue declarada sin vida.
“Bigotes” huyó luego de que su novia fuera recibida por los médicos.
Alexandra Martínez, mamá de Amaly, enfrenta el dolor de perder a su hija y afirma no sentir odio, pero sí le pide al sospechoso que se entregue y afronte la justicia.
La familia no confiaba en el novio de la joven, pues en otras ocasiones a él lo habían atacado y temían que, por estos hechos, la muchacha resultara herida; sin embargo, la agresión habría sido en manos de la propia pareja.
“Vivía preocupada de que me le hicieran algo por él; jamás imaginé que él fuera el sospechoso. Desde el momento en que no quiere dar la cara, ni entregarse, es porque algo esconde”, exclamó la mamá.
Amaly y el sospechoso se conocían desde que estaban en la escuela, vivían a cuatro casas de distancia.
“Siempre viví con eso (se refiere a la incertidumbre) de que mi hija estuviera con él; el papá de ella nunca aceptó la relación, yo fui un poco más comprensiva porque también fui joven y uno se enamoró”, expresó la mamá.
No obstante, los papás de la Amaly notaron muchas actitudes por parte del novio, que no les parecía, pero no hubo consejo ni conversación que separara a la pareja con anterioridad.
“Mi esposo una vez le dijo a él: ‘no te quiero ver en el portón de mi casa’, delante de la mamá de él, para que entendiera que no estábamos de acuerdo con esa relación, aun así siguieron”, contó la mamá.
LEA MÁS: Mamá de muchacha víctima de femicidio le cumplirá su última ilusión
Mamá diagnosticada con dos años de vida
Amaly sufrió el mortal ataque el sábado 5 de abril anterior, cerca de las 9:50 p. m. en El Dique, en San Nicolás de Cartago; específicamente, del antiguo taller Claudio Zúñiga, 400 metros hacia el sur.
“Cuando escuchamos los balazos, lo primero que dije fue: ¡Amaly! La llamé inmediatamente y él (sospechoso) fue quien me contestó. Lo que me dijo fue: ‘ayuda, llamen la ambulancia que le pegaron a Amaly’. Cuando me dice eso, me puse nerviosa, y mi otra hija fue a ver”.
En medio de la desesperación por salvar a la muchacha, es que el papá sacó a su hija de la vivienda del sospechoso y pidió ayuda para llevarla hasta su taxi y así trasladarla a un centro médico.
“Mi esposo iba concentrado en que tenía que llevar a mi hija al hospital, de camino fue que vio que él (sospechoso) iba montado en el vehículo, luego no lo vio más”, dijo la mamá.
Alexandra enfrentó esta pesadilla, un mes antes de cumplir un año en el que le aconsejaron controlar sus emociones, pues tiene un soplo en el corazón.
“El 13 de mayo del 2024 me dieron dos años de vida, tengo un soplo en el corazón, sufrí un infarto y los doctores le dijeron a mi familia: ‘Su mamá no puede llevar ninguna emoción’. Tengo el deterioro de un corazón de una persona de 70 años”, expresó la mamá.
Justamente, por esta condición de salud es que prefiere no guardar odio, tratar de mantener la paz, pero no significa que no quiera justicia por su hija.
“Debo vivir sin odio, nos duele, pero todo lo dejamos en manos de las autoridades, que tienen que hacer su trabajo”, señaló.
Amaly fue cremada y el pasado martes 8 de abril les entregaron las cenizas a su familia.