Una dolorosa agonía es la que habría tenido el mecánico Miguel Ávalos Vargas, de 50 años, a quien le quitaron la vida a balazos cuando manejaba su carro por Liverpool, Río Blanco, Limón.
Estando herido, Miguel se salió del vehículo, pidió que le llamaran a su esposa y en medio de su dolor una mujer comenzó a rezar por él.
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Arelis Leitón, esposa de Miguel, supo de estos detalles luego de recibir una de las peores llamadas, en la que le informaban del ataque a su ser amado.
“Una señora me dijo que ella había orado por él; ella se llama Priscilla y varias personas le dijeron: ‘Priscilla no lo toque’. En ese momento él volvió a ver para arriba (hacia ella). Nuestra hija se llama Priscilla, y él, seguramente, pensó que su hija estaba con él. Eso nos lo contó una señora”, manifestó la esposa, quien solo quiere que a su esposo se le recuerde como la buena persona que siempre fue.
El fatal hecho fue reportado a las 6:45 p. m. del miércoles 2 de julio anterior.
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Miguel ya fue despedido y cremado. Sus cenizas las despidieron en Guápiles.
“En todos los gremios mi esposo era muy querido, él siempre trabajó en predios, fue mecánico y trabajó también como transportista. Él se fue tranquilo, sé que está en los brazos de Dios, porque él era una persona buena, que estaba en el momento equivocado”, afirma su compañera de vida.
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La víctima recibió dos balazos en el tórax, y quedó a un lado de la calle. Cuando los rescatistas llegaron, lo declararon fallecido, pues no había nada que hacer por él.
De acuerdo con el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) él era papá de una muchacha y un adolescente.
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En este ataque también murió Axel Adriel Leitón Castillo, de 22 años, quien era sobrino político y, en apariencia, era el objetivo del ataque, pues ya había recibido amenazas de muerte.
“Él era muy chineador con la familia y los sobrinos. Mi sobrino (se refiere a Axel Adriel) lo llamó y le preguntó que si estaba trabajando, qué si podía ir a recogerlo. Él se fue a hacer el servicio, como cualquier otra persona que lo hubiese llamado.
“A mi esposo le hicieron el daño, pero el objetivo era Axel; a él le habían hecho un atentado y se había ido de Limón, pero iba y venía (a la provincia). Sin embargo, era familia y cómo le íbamos a decir a un sobrino que no”, señaló la viuda.
Terminó diciendo que la justicia se la deja en manos de Dios.