Rafael Alberto Aguilar Araya fue despedido en medio de un gran homenaje que le hicieron sus colegas boyeros y caballistas en Llano Grande de Cartago, comunidad que lo vio crecer.
Aguilar, de 26 años, es el boyero que estuvo desaparecido durante un mes y que su cuerpo apareció este lunes 3 de enero en cerro Socola, a unos seis kilómetros de la carretera principal de Llano Grande. Las causas de la muerte no han trascendido.
María Aguilar, hermana del joven, aseguró que dejaron todo en manos de las autoridades y en sus corazones sienten paz de saber que ahora descansará y, aunque a ellos les duele la ausencia, al menos ya saben dónde estará, pues pasaron 30 días de angustia buscándolo por todo lado.
Los restos de Aguilar llegaron minutos antes de las 3 p.m. de este martes a la iglesia de la comunidad, allí le hicieron una oración de aproximadamente 20 minutos, la calle se llenó con decenas de personas que acompañaron a la familia.
Luego caminaron unos 500 metros hasta llegar al cementerio que está cerca del templo y en el camino le pusieron música ranchera, la que le gustaba a “Beto”, como le decían en la comunidad. Una carreta jalada por unos bueyes fue la que cargó el ataúd del joven.
Rafael fue visto por última vez la tarde del viernes 3 de diciembre cuando salió de su casa en Tierra Blanca de Cartago para trabajar junto a unos finqueros en Llano Grande, luego de eso no se supo más de él. Algunas personas aseguraron que lo vieron caminar hacia la casa, no obstante el cuerpo apareció en sentido contrario a la vivienda.
El muchacho era muy trabajador y dejó cuatro hijas.