La buena coordinación entre las policías del país golpeó al narcotráfico.
El ministro de Seguridad, Michael Soto, informó que este domingo se logró, en dos casos diferentes, el decomiso de 771 kilos de cocaína que iban camuflados entre pescados y miel.
Este decomiso se dio luego de que el viernes anterior dieran en Bagaces con una avioneta en la que iban 422 kilos de cocaína.
Las drogas iban de paso por Costa Rica, tenían como destino final el norte del continente americano y Europa.
El primer decomiso fue cerca de Flamingo, en Guanacaste; allí encontraron un barco pesquero cuyo nombre parecía ser “Fakir”, pero se trataba de una identificación falsa adhesiva porque el verdadero nombre era “Jemoja”.
La cocaína iba escondida en un área donde duermen los pescadores. Iban en total 531 paquetes, cada uno de un kilo.
Además en esa misma parte estaban escondidos tres ecuatorianos de apellidos Quiñones Quiñones, de 36 años; Moreira Rivas, de 21 años y Casierra Delgado, de 34 años. Ninguno tenía antecedentes.
También agarraron a cinco pescadores ticos de apellidos Cruz Urbina (el capitán, de 57 años); Rosales Rosales, de 34 años (ambos con antecedentes por incumplimiento de pensión alimentaria) y tres hermanos de apellidos González Blanco, de 39, 37 y 30 años (este último con expediente por tentativa de homicidio).
En la embarcación decomisaron un arma de fuego, un cargador y 43 proyectiles.
El ministro Soto agregó que el radar indicó que la lancha venía del sur del continente.
De Panamá a Bélgica
En un segundo operativo, la Policía de Control de Drogas (PCD) detectó 240 kilos de cocaína que iban en siete bultos que estaban sobre unos estañones que llevaban miel hacia Bélgica.
Toda la mercadería estaba dentro de un contenedor en el muelle de Moín, Limón, y que había llegado procedente de Colón, en Panamá.
Las autoridades dijeron que no recibieron ninguna alerta, la astucia de los agentes les permitió descubrir el cargamento.