El dispositivo GPS que don Rolando Alfaro Corella, de 56 años, tenía en su carro fue el que le permitió a su familia descubrir el triste final que tuvo el señor, quien desapareció misteriosamente la tarde del pasado jueves, tras salir a trabajar como taxista informal.
Don Rolando, quien también era un conocido mecánico de motos, fue asesinado por unos desalmados que le robaron el carro y dejaron su cuerpo abandonado en playa Avellanas, en Santa Cruz de Guanacaste, donde fue encontrado hasta la tarde del viernes.
María José Alfaro, una de las dos hijas de don Rolando, conversó con La Teja y nos contó cómo fue que se enteraron del atroz crimen del que fue víctima su papá.
“El carro de mi papá tenía GPS y por medio de este nos dimos cuenta de que él estuvo ahí, en Avellanas, entonces le dijimos a un amigo de mi pareja que nos hiciera el favor de ir a buscarlo, porque tal vez mi papá andaba caminando o así, pero lamentablemente lo encontró sin vida”, dijo Alfaro.
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Ese mismo dispositivo satelital que les permitió encontrar el cuerpo de Alfaro también fue clave para que las autoridades encontraran su carro y detuvieran a un hombre apellidado Lara como sospechoso del homicidio.
“El carro fue encontrado en Pérez Zeledón, le habían quitado el GPS como a las 2 a.m. (del viernes), pero como andaban tratando de venderlo, mucha gente que sabía lo de mi papá alertó, y eso fue de ayuda para que lo agarraran”, dijo la hija de don Rolando.
El último adiós
María José contó que la última vez que estuvo con su papá, quien era vecino de Chirco en Santa Cruz, fue el pasado martes, cuando don Rolando estaba arreglando un carro y le pidió que lo llevara de regreso a su casa.
Sin embargo, Alfaro contó que la última vez que vio a su padre fue el pasado jueves, poco antes de que se le perdiera el rastro.
“El jueves, a eso de las 5 p.m., lo vi en un cruce y lo saludé, él iba bien, normal, no vi como que necesitara mi ayuda o algo. Quién se iba a imaginar que iba a pasar una desgracia así”.
Según la joven de 29 años, su papá trabajaba como taxista hasta máximo a las 9 p.m., pues no le gustaba andar muy tarde en la calle y esa regla que mantenía fue la que les dio la alerta de que algo le había pasado.
“Ese día, la última llamada que le hizo a mi mamá fue como a las 4:30 p.m., le dijo que ahorita llegaba, pues tenía que hacer un mandado, entonces mami se quedó tranquila. Pero las horas fueron pasando y nada que aparecía, entonces nos preocupamos, por eso a las 5 a.m. (del viernes) fuimos a Santa Cruz a preguntarle a los compañeros, pero nadie sabía nada”.
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Ante tal angustia, María José usó la redes sociales para hacer publicaciones para poder encontrar a su papá. Poco después fue que tuvieron acceso al trayecto registrado por el GPS y así dieron con el cuerpo de su papá.
“No entiendo por qué le hicieron eso, pudieron solo golpearlo y dejarlo ahí tirado para robarle el carro, no tenían porque quitarle la vida”, agregó.
Los forenses del OIJ determinaron que el señor tenía una herida hecha con un objeto contuso en el cráneo.
Corazón de oro
Si algo caracterizaba a don Rolando era el corazón tan bondadoso que tenía, así lo recordó su hija, quien dijo que su papá era capaz de quitarse el bocado de la boca con tal de ayudar a otros.
“Si alguien no tenía para pagarle el viaje, él se lo dejaba gratis, siempre decía: ‘Dios me lo devolverá el doble’. Mi papá nunca tuvo problemas con nadie, más bien era muy querido en la zona, porque siempre se dedicó a ayudar a los demás”.
Además de ser taxista informal, su hija contó que don Rolando también daba clases de mecánica los martes en un instituto, así junto a algunos trabajos de mecánica ajustaba para mantener su hogar.
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“Mi papá como mecánico de motos ayudó a mucha gente, porque hay personas que no están en las mejores condiciones y no tienen para pagar una moto o un arreglo, entonces mi papá les ayudaba y muchas veces ni le pagaban, pero eso no le importaba, porque él decía que Dios veía lo que estaba haciendo”.
En cuanto al caso de su padre, María José y su familia exigen que se haga justicia, pues su papá no se merecía una muerte tan cruel.
“Lo que quiero es justicia para mi papá, que esto no quede impune y que esas personas no anden haciendo más daño, porque lastimosamente hoy fue mi papá, pero mañana puede ser otra persona más”.
El carro de don Rolando fue recuperado en General Viejo, en Pérez Zeledón, el pasado viernes, cuando en este viajaban dos hombres apellidados Lara y Sandí, pero solo el primero de estos figura como sospechoso.