A Jonathan Soto Zapata, de 36 años, le quitaron la vida para no pagarle las ganancias de un negocio de cultivo de arroz que había acordado con un sujeto de apellidos Parajeles Parra.
A esa conconclusión llegaron los jueces del Tribunal Penal de Quepos luego de analizar las pruebas que presentó la Fiscalía de Quepos y Parrita.
Por estos hechos Parajeles fue condenado el lunes 22 de mayo anterior, sin embargo, trascendió hasta este viernes.
Al condenado le dictaron una pena de 15 años de cárcel por el delito de homicidio simple y dos años por portación ilegal de arma.
“De acuerdo con lo acreditado por la Fiscalía durante el debate, el ofendido, Jonathan Soto Zapata, invirtió dinero con el imputado en un negocio de cultivo de arroz y acordaron que, cuando se diera la producción y venta se repartirían las ganancias.
“La evidencia permitió demostrar que, en diciembre del 2021, Parajeles le indicó a Soto que lo acompañara a Guanacaste para retirar parte del dinero de una de las cosechas. No obstante, cuando iban de camino se desviaron a una finca de palma aceitera en Parrita, lugar en donde el sentenciado sacó un arma de fuego y le propinó siete disparos a la víctima, en distintas partes del cuerpo, ocasionándole la muerte”, señaló la investigación del Ministerio Público.
El 9 de diciembre del 2021 fue hallada la víctima sin vida.
El 16 de diciembre de ese mismo año, agentes del Organismo de Investigación Judicial detuvieron al imputado y le decomisaron el arma involucrada en el homicidio.
La Fiscalía indicó que apelará la sentencia debido a la recalificación que el Tribunal dio al delito, sentenciando al imputado por homicidio simple y no por homicidio calificado, como lo había acusado el Ministerio Público.
Doble dolor
Para la familia de Jonathan Soto este es el segundo golpe por homicidio que sufren.
Además de Jonathan, a la familia le mataron a una adolescente de nombre Fiorella Venegas Soto, de 16 años, ella murió el viernes 16 de noviembre del 2018 luego de recibir dos balazos en la cabeza.
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El responsable de matar a Fiorella fue un hombre de apellido Madrigal, de 22 años, quien mantenía una relación impropia con la adolescente. En un principio Madrigal dijo que la joven se había suicidado, pero la autopsia y la investigación desmintieron esa versión.
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