Sucesos

Joven que sobrevivió a mortal accidente por hueco en calle experimentó un increíble milagro

A Juan Carlos se le quebró la columna en tres partes y se le cortó la médula espinal

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Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.
Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.

Un simple hueco en una calle de Puntarenas cambió para siempre la vida de Juan Carlos González, pues ese agujero provocó un aparatoso accidente de tránsito que tuvo un fatal desenlace.

González y otras dos personas que iban en ese vehículo sobrevivieron al incidente, pero una muchacha que también los acompañaba murió trágicamente cuando el carro se estrelló contra un poste. La víctima era Lucía Boniche, de 22 años.

Aunque Juan Carlos logró escapar de las garras de la muerte, ese accidente le cobró una grave fractura, pues como consecuencia del impacto su columna se quebró en tres partes y cortó la médula espinal, por lo que los médicos le dijeron que se olvidara de caminar, pues ahora estaría atado a una silla de ruedas por el resto de sus días.

Al principio, el mundo se le vino encima; sin embargo, con la ayuda de Dios, Juan Carlos se convirtió en un verdadero guerrero, quien a 9 años de ese terrible accidente comparte su testimonio de vida de pie, aun cuando los médicos le aseguraron que eso sería imposible.

“La gloria y la honra es siempre para Dios, porque la gente se asombra al verme después de que me dijeron que no iba a volver a caminar”, dijo González.

Actualmente Juanca, como le dicen de cariño, sigue viviendo con las secuelas de terrible accidente, pero decidió compartir su testimonio para llevar esperanza a personas que atraviesan por algo similar.

La vida de Juan cambió por completo apenas iniciando el año 2016. González recuerda que el 3 de enero de ese año él se puso de acuerdo con un amigo de la iglesia para hacer algo juntos.

“Yo fui el que planeó el viaje, le dije a Dani, un amigo de la iglesia, que quería salir, hacer algo diferente a lo que siempre hacíamos. Entonces les mandé mensajes a todos mis amigos y primos de que quería ir a Zapote, a las piscinas, al teatro, yo quería salir de la rutina.

González también estuvo cerca de perder la vida en ese violento accidente.

“Como a las 4:30 p.m. Dani me dijo: ‘Juanquita, vamos a la playa’; el viaje era ir y regresar, era como estar un rato ahí a la orilla de la playa y ya luego nos devolvíamos”, comentó González.

Recuerda que su amigo lo recogió en el parque de Grecia, de donde aún es vecino, a las 6:30 p.m., y de ahí salieron con rumbo a Puntarenas. Durante el viaje el amigo de Juanca le preguntó si los podía acompañar una amiga que vivía en Grecia, a lo que González respondió que no tenía problemas con eso.

“Al rato Dani me dijo que la amiga le había preguntado si la prima también podía ir, y le dije que podía llevar a quien quisiera. Llegamos a Puntarenas y resulta que a mí me gustaba mucho bailar y una de las muchachas (Lucía) que iba con nosotros era bailarina; entonces pusimos música para bailar. Todo estuvo bonito, muy sano, porque gracias a Dios, nunca he tenido ningún vicio de nada”, recordó.

A eso de las 11:30 p.m. Lucía le dijo que era mejor que se fueran, y le insistió varias veces, hasta que González le preguntó el motivo. Ella le confesó que le había mentido a sus papás diciéndoles que andaba en un evento.

“Le dije que estaba bien, que mejor nos fuéramos. Mi amigo se montó al carro, la otra muchacha se iba a montar de acompañante, pero Lucía le dijo que nos fuéramos en los mismos asientos en los que habíamos llegado. Entonces yo me senté de acompañante y ellas dos atrás, y Lucía iba detrás de Dani”.

Las vidas de todos los ocupantes de ese carro cambiaron para siempre a eso de las 12:10 a.m. del domingo 4 de enero del 2016; precisamente, cuando iban pasando por La Angostura de Puntarenas, en sentido Puntarenas- San José.

“Íbamos vacilando y todo bien, pero Dani se fue en un hueco; yo que manejo te puedo decir que el hueco si era como grande, de tierra roja. Entonces empecé a vacilar a Dani de que había un hueco ahí y, sinceramente, eso es lo último que recuerdo”, indicó González.

Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.
El carro en el que viajaban los amigos quedó despedazado. Foto Archivo.

“Yo le digo a la gente que ese hueco en la carretera cambió mi vida y la de cuatro familias más“.

—  Juan Carlos González.

Según Juan Carlos, tras caer a ese hueco, el carro sufrió una falla mecánica, la dirección y los frenos no respondieron, lo cual causó que el vehículo diera vueltas hasta estrellar su lado izquierdo contra un poste del tendido eléctrico.

“Yo perdí el conocimiento antes y, por pura gracia y misericordia de Dios, desperté como una hora y media después en el hospital de Puntarenas. Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue una luz blanca y gente vestida de blanco, entonces pensé que ya estaba con San Pedro. Me empezaron a decir lo del accidente y fue algo muy impactante”.

En ese momento, González sentían mucho dolor y le pidió ayuda a un doctor, pero este dijo que no podía hacer nada. Ante esa respuesta Juanca trató de levantarse de la camilla para buscar a otro médico.

“Siempre he sido muy cabezón, entonces hice a levantarme para pedirle ayuda a otro doctor, cuando lo intenté el mundo se me vino encima, porque me di cuenta que Juan Carlos del ombligo para abajo estaba muerto, mis piernas no me respondieron”.

Debido a la grave lesión en su columna, Juanca fue llevado de inmediato al hospital México, donde de buenas a primeras un médico lo recibió diciéndole que lo iban a operar y que no volvería a caminar, por lo que era mejor que se hiciera a la idea de usar silla de ruedas y pañal.

“Yo estaba lleno de temor, porque me dijeron que si quedaba con vida, probablemente, iba a quedar con muerte neurológica y yo apenas tenía 25 años”.

Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.
Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.

En medio de la angustia que sentía, González pensó en las demás personas que viajaban con él en el carro, por lo que, muy desesperado, comenzó a preguntar por ellos.

“Me dijeron que Dani y la otra muchacha estaban bien, entonces empecé a preguntar por Lucía y mi sorpresa fue que el Señor se la quiso llevar; lamentablemente, ella murió desnucada en el vehículo. A ella la lloré como seis meses, yo le decía al Señor que a mí no me dio tiempo de aconsejarla más, por lo menos de hablarle un poquito más de Dios”.

Esa terrible noticia fue un golpe muy doloroso para Juanca, pues no podía creer que la muchacha con la que había compartido horas antes había fallecido.

“La última foto que le tomé fue la que se usó en el recordatorio, fue bastante doloroso”.

Juan Carlos señaló que su vida cambió por completo tras ese accidente, pues incluso, llegó a enojarse con Dios, ya que no entendía por qué estaba viviendo una situación tan dura como esa.

“En un momento de soledad y de oscuridad, incluso, pensé en atentar contra mi vida, porque no le veía sentido a estar vivo, pero es por el error de nosotros de pensar que la vida depende de dos piernas y yo creía que mi vida solo valía si yo caminaba”, expresó.

González estuvo internado un mes en el hospital México, luego de eso lo pasaron al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), donde empezó la batalla consigo mismo, pues empezó a cambiar su mentalidad y a entender que si Dios lo sacó con vida de ese accidente era con un motivo especial.

Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.
Juan Carlos entendió que la vida más allá de poder caminar. Foto cortesía Juan Carlos González.

“Empecé a pedirle mucho a Dios y un día le dije que necesitaba hablar con Él, porque estaba pasando por un dolor físico, emocional y espiritual. Le dije que no podía más con eso y que se lo entregaba, que por favor me ayudara y me diera una respuesta”.

La oración de Juanca fue respondida cinco días después, pues empezó a experimentar situaciones que, según los médicos, eran imposibles en su condición, como el hecho de poder orinar y defecar solo. Pero lo más impresionante vino después.

“Un día estaba acostado y le pedí a Dios que quería mover mis piernas, se lo pedí con tanta fe y, de verdad, al otro día hice a mover el dedo gordo del pie y realmente lo moví, y pensé que si se había movido sería por algo, por eso ahora me tocaba ponerle.

“Los médicos me dicen que no entienden cómo empecé a mover mis piernas, yo usaba silla de ruedas y tres años después ya empecé a movilizarme, y hoy por hoy, nueve años después del accidente, puedo decir que ya no uso pañal y, gracias a Dios, camino con una muletas canadienses”.

Incluso, González contó que maneja un carro automático con total normalidad, ni siquiera tuvo que hacerle alguna adaptación.

Juan Carlos González. Foto cortesía Juan Carlos González.
Juanca comparte su testimonio para ayudar a otras personas. Foto cortesía Juan Carlos González.

Juanca contó que antes del accidente trabajaba para la Caja, pero luego de lo sucedido no lograron reubicarlo, por lo que tomaron la decisión de pensionarlo. Pero eso solo fue el principio de su nueva historia.

“Hoy a lo que me dedicó es a compartir mi testimonio de vida en colegios, iglesias, universidades, y en todo lugar donde me quieran invitar. Yo quería llevar un mensaje de esperanza, aunque no fue fácil, ni fue algo de la noche a la mañana”.

Además de dar charlas, Juanca cuenta con una página de Facebook, Guerrero de Dios JuanCa “Life Coach”, en la que también comparte su testimonio y ayuda a personas que pasan por situaciones similares.

Si usted desea contactar a Juanca para que brinde una charla puede hacerlo al teléfono 7112-2599.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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