Doña Vilma Quesada y su hija menor, María Luisa Cedeño Quesada, siempre fueron muy cercanas, no había día que no conversaran por teléfono.
Incluso, el último fin de semana en que la doctora estuvo con vida, conversaron por teléfono y le dijo que estaba descansando en Manuel Antonio, Quepos.
Días después, la señora la tuvo por última vez en su casa, en La Fortuna de San Carlos, pero de la manera que jamás imaginó, pues fue para velarla y darle el último adiós.
A María Luisa Cedeño la hallaron sin vida el 20 de julio del 2020, al ser víctima de un homicidio, su familia decidió velarla en la casa donde creció.
“Yo la quería tener el último momento en la casa”, expresó esta madre al referirse sobre la vela.
Manifestó que la acompañó a la misa, pero al entierro no pudo ir.
“Solo fui a la misa y la tuvimos en la casa, no fui al cementerio porque no me sentía bien, fue muy duro.
Tampoco pudo ver a su hija en el ataúd: “No quería ver más dolor”.
“Era algo que no lo esperaba, era muy duro”, expresó esta mamá durante el juicio por la muerte de la anestesióloga.
LEA MÁS: Papá de María Luisa Cedeño estaba contento de que su hija fuera su propia doctora
La chiquita de la familia
Durante la declaración, doña Vilma siempre llamó a su hija menor como ‘la chiquita’.
“Fue una chiquita muy obediente. Ella tenía su edad (43 años), pero era la menor y era como nuestra chiquita”, manifestó.
“Éramos muy cercanas, siempre me llamaba”, agregó.
La relación de madre e hija era tan grande, que María Luisa le contaba cuando tenía alguna relación de noviazgo, mencionó a uno de los novios de nombre Ismael y a otro muchacho cuyo nombre no recordaba.
Sostuvo que cuando se enteró de la tragedia fue muy difícil, se la dio uno de sus hijos.
“Diay, muy duro, porque era la chiquita del hogar, todos somos muy unidos”, describió sobre cómo se sintió en ese momento.
Afirma que su hija le hace mucha falta porque siempre estuvo atenta con ellos (los papás) y la que los llevaba a pasear a otros países.
“Ella era la que corría por si alguien se enfermaba, nos llevaba a otros países e iba con nosotros, fuimos a Guatemala, España, a un crucero y a Italia”, detalló.
Doña Vilma aseguró que prefiere no hablar de lo sucedido con su hija menor.
“No me gusta ni recordarlo ni hablarlo en la casa”, comentó.
“Siento que Dios la tiene en el cielo porque ella fue buena hija, hermana y tía, ella quería a sus sobrinos”, manifestó.
Mencionó que del caso solo espera que Dios haga su santa voluntad.
Terminó diciendo que María Luisa los visitaba cada mes o cada 15 días.
“Ella me llamó y me dijo: ‘Estoy descansando, mamá, porque estaba muy cansada. Mañana me voy en la mañana’”, recordó la señora sobre la última conversación.