Joshua Manuel Castillo Sánchez, de 27 años, estuvo 12 años metido en el mundo de las drogas, pero cuando decidió salirse para empezar de cero, fue muy tarde, porque lo asesinaron.
Él es otra de las víctimas mortales que ha dejado la ola violencia que invade al país y que hizo que este 2023 se convirtiera en el año con más homicidios en la historia.
Oti, como le llamaban de cariño, fue asesinado a las 3 a.m. del sábado 16 de setiembre, su cuerpo lo encontraron a las 5:54 a.m. en Anita Grande de Jiménez, en Pococí de Limón. No se descarta que sea un ajuste de cuentas por un tema de drogas.
Él recibió un balazo en la cabeza y en el antebrazo derecho.
Jacqueline Sánchez, mamá del joven, presintió la muerte de su hijo al despertarse con un fuerte dolor.
“Como a las tres de la mañana me desperté con un dolor en el pecho y le dije a mi esposo: ‘Él no vino, algo pasó', le pedí a mi esposo que me abrazara muy fuerte porque sabía que a mi bebé le estaba pasando algo, lo sentí.
“Un amigo me llamó a las 6:30 de la mañana y me dijo: ‘Jacqui, ¿Joshua está contigo?’, le dije que no llegó, ya lo sabía (se refiere a que lo habían matado)”, expresó esta madre.
Ella es transparente al decir que su hijo tomó malas decisiones al unirse a personas que no le hacían bien, reconoce que él consumió y vendió drogas.
“Como mamá es un dolor muy fuerte que desgarra todo. Él fue un muchacho bueno, no le hacía daño a las personas, anduvo con gente que no debía andar, anduvo en adicción, pero a pesar de todo no dejó de buscarme”, comentó.
Manifestó que el último mes y medio, Oti se fue a vivir a la casa de la familia nuevamente, igual en Pococí, se propuso una vida nueva y soñaba con construir una casa para su hija de seis años y la mamá de la pequeña, a quien nunca dejó de amar.
“La droga mata, ya sea que la consuma, la venda, el dinero de la droga mata, este es el mensaje que todos tenemos que entender, sabemos que los que se meten ahí difícilmente salen”, expresó.
Sostiene que como mamá siempre le dijo a su hijo lo que era bueno y malo.
“No puedo ir a las autoridades y decir: ‘Mi hijo no hizo nada, es un santo’. Porque mi hijo anduvo en drogas, anduvo con gente que no tenía que andar, él sabía que eso era malo porque mamá se lo decía todos los días, entonces sí él quiso estar ahí, ahí va a morir, se lo decía todo el tiempo”, añadió.
Pese al dolor, ella solo confía en la justicia divina.
“La justicia divina existe y solo espero esa justicia de mi Dios, ruego a Dios por todas esas personas que están haciendo daño para que tenga misericordia de ellos y con respecto a la Policía entiendo que están haciendo un esfuerzo, pero esto es un mal mundial (las drogas)”.
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Dedicó las últimas horas a su hija
Oti entró al mundo de las drogas desde los 15 años, luego de sufrir bullying y otros problemas en el Colegio de Jiménez, en el que incluso un supuesto amigo le dio un arma de fuego calibre 38 para que se vengara de esas bromas que le hacían, desde ahí se perdió.
Muchas veces buscó ayuda en su familia para salir de ese vicio.
Tuvo una hija y era por quien se derretía de amor, doña Jacqueline recuerda que el último día que lo vieron con vida fue el viernes 15 de setiembre, cuando dijo que llevaría a su hija a la ExpoPococí para que ella disfrutara y así lo hizo.
“El último mes y medio estuvo viviendo con nosotros, no consumía drogas, había conseguido un trabajo en construcción y además era peluquero.
“El viernes llevó a la hija a la ExpoPococí porque el sábado quería salir con la mamá de su hija y me había pedido que yo le cuidara a la hija ese día”, recordó la mamá, pero a esa última cita no llegó.
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Esta fuerte mamá le agradece a la Asociación Esperanza de Vida, en Guápiles, porque durante seis años la ayudó a ser valiente y considera que fue el tiempo más difícil de su vida.
Le duele que le quitaran a su hijo, pero afirma que el 2 de agosto visitó la Basílica de Los Ángeles y con mucha fe le entregó la vida de su hijo a Dios, así como los dolores que enfrentaba al esperar que regresara a casa.
El dolor no pasará, pero sabe que su hijo ya no sufre por querer salir de un mundo que lo atormentaba.
De momento no hay detenidos por este homicidio.