Doña Yelba Vega Mejía, de 45 años, era una mujer llena de ilusiones y sueños y uno de ellos era ver a Luisito, uno de sus hijos menores, graduándose de sexto grado de la escuela.
Vega no podrá ver ese anhelo cumplido, pues fue asesinada por dos menores de edad de 16 y 17 años, quienes, en apariencia, fueron contratados por uno de los hijos de la señora, de apellidos Vega Mejía, de 20 años, para que la mataran.
“No pudo cumplir su sueño de ir este año a la graduación de sexto de su Luisito. Ellos mataron a una mujer luchadora, amable y amorosa, a la cual todo un pueblo sigue llorando, pues nos duele mucho su ausencia”, dijo Sylvia Vega, hija de doña Yelba.
Según el OIJ, la intención del hijo de doña Yelba era que, una vez que mataran a su mamá, él cobraría un plan de vida que estaba a nombre de ella, valorado en ¢1,1 millones.
El atroz crimen ocurrió la tarde del viernes 2 de octubre de este año, dentro de la casa de doña Yelba, ubicada en Barranca de Puntarenas, cuando los sospechoso se metieron a la brava y la atacaron con un puñal.
Los tres sospechosos fueron detenidos por el OIJ el pasado jueves. A Vega le recetaron tres meses de prisión preventiva, mientras que los dos menores de edad quedaron en libertad, pero con medidas cautelares.
Mujer luchadora
Sylvia describió a su mamá como una verdadera luchadora, pues fue una señora que nunca se rindió ante las adversidades y siempre hizo todo lo posible para que a sus hijos no les faltara nada, especialmente a los más pequeños de 7 y 13 años.
“Para la familia es muy duro lo que esta pasando, uno de sus sueños era vernos a todos convertidos en profesionales, más a los dos pequeños, que eran sus ojos, pero lamentablemente nos la arrebataron.
“Ella incluso ayudaba a mi otra hermana a vender empanadas para que se pudiera pagar la universidad”, contó Vega.
Barranca aún llora la partida de doña Yelba, pues ella se ganó el corazón de muchas personas por esa pasión que sentía en ayudar a los demás.
“A ella le encantaba ayudar a la escuela Augusto Colombari Chicoli, ahí hay una huerta en la que ella se dedicaba a sembrar”.
Abuela enamorada
Además de ser una madre dedicada y luchadora, doña Yelba también fue una abuela muy enamorada de sus nietas, pues aprovechaba cualquier momento para estar con ellas y chinearlas a más no poder.
“Fue una excelente abuela, que andaba con su nieta de siete años, que es mi hija mayor, de arriba para abajo y anhelaba ver crecer a su nietecita que tiene casi tres meses de nacida.
“Para mí ha sido muy triste la partida de mi madre, porque ya no podría venir como lo hacia a diario a ver a sus nietecitas”, agregó la hija.
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Sylvia dijo que además de ser su mamá, doña Yelba era su mejor amiga.
“Ya no voy a tener quién camine conmigo a las citas, quién me dé consejos, quién me diga buenos días o que me pase gritando para que me diera cuenta que era ella la que pasaba por la casa, me privaron de todas esas cosas”.
Golpe a la familia
Vega contó que la detención de su hermano fue un golpe muy duro para la familia y pese a la versión dada por el OIJ, todavía no puede considerarlo como culpable.
“Hasta el momento no te puedo decir si él participó o no, porque la verdad no lo sé, eso lo sabremos hasta el día que se haga el juicio. Él le dijo a mi abuela Marielos que era inocente, tal vez esté diciendo la verdad”, añadió.
Sylvia dijo que una cosa que le pareció muy injusta es que a su hermano le dieron tres meses de prisión preventiva, mientras que a los dos muchachos los dejaron libres y con medidas.
“A ellos, por ser menores de edad, les dieron casa por cárcel cuando todos sabemos aquí que son agresivos, tenían que ser igual para los tres, pero así son las leyes en Costa Rica”, dijo.
Vega también dijo que le parecía muy extraña la situación sobre el plan de vida de su mamá, pues asegura que doña Yelba nunca les contó algo sobre eso.
“Hay muchas versiones que dicen que mi madre pagó ese plan, pero ella ni si quiera sabia de eso, mucho menos iba a contratar un plan funerario si no estaba enferma”, detalló.