Andrey Calderón Olmazo, de 22 años, es la segunda víctima mortal más joven de la tragedia ocurrida en Los Chorros de Cambronero.
Él era oriundo de Chacarita de Puntarenas y su sueño más grande era conseguir un trabajo formal para ayudar a su familia.
Él iba, la tarde del sábado pasado, junto a un primo de nombre Junior Charlton Jiménez, de 22 años, para San Ramón, Alajuela, con la intención de visitar a unos familiares.
Andrey viajaba como acompañante en la motocicleta que manejaba Junior, sin embargo, cuando iban de camino, la moto comenzó a fallar y él llamó a su casa para pedir ayuda. Su hermano mayor, Manuel Calderón, agarró la moto del papá y los fue a tratar de ayudar.
Así lo detalló don Alexander, papá de los muchachos.
“Mi hijo Manuel pasó comprando una herramienta para la moto en la que iba mi hijo, cuando ya estaban los tres juntos terminando de reparar la moto, empezó a llover demasiado. Pasó un señor en un carro y les dijo que si pensaban seguir hacia arriba, que mejor no lo hicieran, porque estaba cayendo mucho sedimento de la montaña y estaba lloviendo demasiado fuerte, entonces decidieron devolverse”, contó el papá.
En una moto viajaba el primo y en la otra iban los hermanos; el primo iba adelante, mientras que Andrey y Manuel iban detrás del bus El Santacruceño. Ambos seguían al primo, por si la moto volvía a fallar.
El primo se salvó por ir adelante de ellos.
“Él nos cuenta que escuchó el estruendo y que él volvió a ver para atrás y vio el paso cerrado, se devolvió para ayudarlos”, recordó.
Andrey quedó a un lado y aún tenía vida cuando Manuel --su hermano-- lo llegó a ayudar. Andrey decía que no sentía las piernas y pedía que no lo abandonaran.
Manuel intentó sacarlo y caminó unos metros, pero también estaba golpeado en las piernas y no pudo avanzar más.
“Mi hijo mayor abrazó a su hermano y ahí él murió en sus brazos”, expresó con tristeza este papá.
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Este lunes lo despidieron al mediodía en la iglesia católica de barrio San Luis, Fray Casiano, y lo sepultaron en el cementerio de Chacarita.
“Mi hijo siempre fue de excelentes calificaciones, muy aplicado al estudio; él salió del Liceo José Martín de Puntarenas y con excelentes notas, había llevado varios cursos de computación, estudió inglés, también cursos de servicio al cliente, como papá no recuerdo que tuviera que regañarlo. ¡Fue un buen hijo!”, expresó el papá.
El señor aseguró que su hijo había entregado su hoja de vida en varios lugares, en busca de trabajo.
“Él se fue con la ilusión de algún día trabajar, porque ya lo del estudio lo había sacado, pero la ilusión de él era poder trabajar, quería ser independiente, valerse por sí solo, pero ahora cuando me lo llamen de algún trabajo, ya él no irá”, manifestó este padre con voz entrecortada.
Este papá espera los resultados de la autopsia para determinar las causas de muerte, aunque cree que los nervios, al ver la magnitud del accidente, le pudieron jugar en contra.
Concluyó diciendo que por el momento la familia se enfoca en tratar de aliviar el dolor de la pérdida, pero también espera respuesta de las autoridades del Gobierno por el fatal accidente que provocó el deslizamiento debido a las fuertes lluvias de esos días.
La fatalidad sucedió el sábado anterior, a las 4:09 p. m. y cobró nueve vidas de costarricenses.