El lamentablemente fallecimiento del niño Andy Alvarado Alemán, de 10 años, ocurrida el viernes en Santa Ana es desgarradora por cualquier lado que se mire. Por el susto que se llevó el pequeño cuando vio que el marco de fútbol, del que se había guindado, se iba a caer; por la carrera desesperada por salvar su vida, por el fuerte golpe que sufrió.
La ilusión que tenía de ir a Nicaragua con su hermano a pasar las vacaciones con su abuelita, en la isla Ometepe, fue apagada. La frase de su mamá, doña Iccian Alemán, es desgarradora: "Quería ir a Nicaragua, ahora irá en ataúd”.
Podríamos quedarnos en que todo fue un accidente, una cruel broma del destino, pero si aceptamos las palabras del alcalde de Santa Ana, Gerardo Oviedo, los culpables de la dolorosa muerte de este chiquito son todos los irresponsables que entrenan y se divierten en el Parque Recreativo y Deportivo de Santa Ana, en las cercanías de la escuela.
Por pereza o negligencia quienes corrían los marcos del fútbol han irrespetado, una y otra vez, las instrucciones de dejar los marcos anclados con el fin de evitar una desgracia. Según el alcalde Oviedo esto era una lucha constante.
“No dejen los marcos flojos, déjenlos anclados”, era la petición y los guardas tenían que estar lidiando con esto.
Hoy hay luto, dolor, pero los que nunca siguieron las instrucciones ni respetaron las normas de seguridad, son los responsables del dolor de esta familia. Y como siempre ocurre en estos casos, ahora sí los marcos fueron chorreados con cemento para que nadie más los mueva.