Sucesos

Pareja de esposos fue asesinada por deuda al salir del cine

Crimen persiguió a un hombre durante toda su vida y ese legado de duda aún existe

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El crimen de una pareja de esposos no solo marcó a sus allegados, sino también a la familia del asesino y, más allá, a otras personas que aún quieren encontrar respuestas y hasta pedir perdón.

Cine Center City, calle 4 avenida 6 y 8
El crimen Center City acabó con la vida de una pareja. Foto Alonso Tenorio (Alonso Tenorio /Atenorio)

Eida Arroyo Camacho y José María López era una pareja de esposos que vivían en San José, y que tenían la ilusión de ponerse un negocio para prosperar como matrimonio.

Lucinio Severino Herrero, era un extranjero que llegó a Costa Rica desde Pereña en Salamanca, España. Se enamoró de Tiquicia y emprendió con sus negocios, y, además, había decidido no irse nunca.

Lucinio Severino
Lucinio Severino fue cuidado por esta pareja al salir de la caŕcel. Foto cortesía de su familia (Cortesía/Cortesía)

En San José, según se dice, todo el mundo lo conocía; era un hombre distinguido, tenía una venta de licores en una esquina, 150 metros al sur de donde por muchos años estuvo La Prensa Libre, en San José. Los señores de aquella época iban por su botella de licor, que se la envolvían con papel.

La gente lo conocía como un hombre con dinero, dispuesto a prestar plata con la única condición de que le pagaran el día en que él pactaba con el deudor.

Juan Luis Castro es un costarricense amigo de uno de los sobrinos de don Lucinio. Ese sobrino se llamaba Juan Hernández Severino, conocido como Juan Severino, quien estuvo durante mucho tiempo en el país y murió aquí investigando sobre el crimen que cometió su tío.

“Juan murió lleno de dudas, pero yo le dije que algún día íbamos a encontrar la información que buscábamos. Ya él estaba muy mayor, falleció en el 2018 a los 93 años, pero en sus últimos años de vida pasó buscando la información y familiares de las víctimas. Logró recabar mucha información, pero no toda la que quería”, relató Juan Luis.

Lucinio Severino
Lucinio Severino tuvo una famosa venta de licores en San José (Cortesía/Cortesía)

“Juan Severino era conocido en Costa Rica como el señor de los sombreros, porque siempre andaba uno puesto, y a todo el que podía le contaba la historia de Lucinio, aunque no lo conociera. El único fin era averiguar alguna pista, decía que el mundo era pequeño y quien menos pensaba, podía saber algo”, añadió.

La pareja de enamorados buscó a Lucinio, a principios de 1946, con la esperanza de que les prestará un dinero para arrancar un negocio. La suma que le pidieron era el equivalente a 500 mil colones en la actualidad, según recordó Castro.

Lucinio Severino
Don Juan murió esperando encontrar a familiares de los fallecidos. (cortesía/Cortesía)

Cuando la fecha de pagar el préstamo llegó, la pareja no pagó.

Los espero

Durante varias semanas, Severino insistía en que le pagaran, pero la plata no llegaba; al parecer, la pareja aseguraba que no les había ido como pensaban y debían trabajar un poco más para poder pagar.

En apariencia, Lucinio empezó a vigilar a la pareja para ver por dónde se movían y poder cobrarles.

Las semanas pasaron y en octubre de ese año el pago, supuestamente, nunca llegó, por lo que una tarde de miércoles el prestamista se fue para el antiguo Teatro Center City, cerca de su negocio. Él sabía que los esposos siempre iban a disfrutar de alguna película buena, pues en aquellos tiempos solo ahí se podían ver. Cuando la tanda terminó, los esposos salieron del lugar y Severino los estaba esperando; durante varios minutos discutió con José María, mientras que Eida miraba muy asustada.

Cine Center City, calle 4 avenida 6 y 8
La venta de licores también se encontraba cerca del cine. Foto Alonso Tenorio (Alonso Tenorio /Atenorio)

En cuestión de segundos, la salida del cine se convirtió en una escena de terror. No hubo una fecha exacta del día en que ellos fueron asesinados, pero las pruebas de que aquel crimen en verdad ocurrió son respaldadas por La Gaceta.

Lucinio sacó un arma y sin piedad le disparó cinco veces al hombre, y con otro balazo acabó con la vida de la mujer, quien trató de defender a su amado. Ambos fallecieron en el sitio.

Los comerciantes, según se cuenta, quedaron impactados ante aquella tragedia; nadie podía creer lo ocurrido, pero Severino no solo se entregó, sino que antes entregó a los policías el arma que había usado para cometer el crimen.

Lucinio Severino
El Center City fue muy famoso. Foto: Tomado de Internet (cortesía/Cortesía)

Desde ese momento, el homicidio empezó a conocerse como el crimen del Center City, cuyo cierre se dio en el 2009.

A Severino lo condenaron a 10 años de cárcel por los dos delitos de homicidio. Él estuvo preso en la Penitenciaria.

Según el Diario Oficial La Gaceta del 18 de junio de 1950, en la edición 135, Severino y sus abogados pidieron que lo pusieran en libertad porque tenía 68 años y se encontraba mal de salud, y necesitaba de cuidados especiales, pero la Corte Suprema de Justicia negó la solicitud.

Severino era un reo peligroso, por lo que “su libertad era inconveniente”. Sin embargo, cuando llevaba la mitad de la pena, antes de 1955, sus abogados lograron que fuera puesto en libertad, y fue recibido por una familia que lo cuidó hasta su muerte el 13 de octubre de 1959. De esas personas no se sabe nada.

Lucinio Severino
La Gaceta informó sobre la situación legal de Lucinio Severino (cortesía/Cortesía)

Lucinio fue enterrado en el nicho 115 del Cementerio General en San José. En el 2007 su cuerpo fue exhumado y trasladado al Mausoleo Español en el mismo camposanto.

Eida y José María, están enterrados en el mismo cementerio, a unos 50 metros de Severino, en la propiedad 3811. En las oficinas, los encargados aseguran que fueron trasladados en 1962 del Cementerio de Obreros en ese otro camposanto; no obstante, no quedan registros de las fechas en que fueron sepultados.

El Center City años más tarde se convirtió en un cine de películas porno.

Cementerio General
Los restos del español están en el Cementerio General. Foto Alonso Tenorio (Alonso Tenorio)

A don Juan Hernández lo conocimos en La Teja, pues llegó a pedirnos ayuda en el 2013 para encontrar alguna información sobre el crimen que hubiese sido publicada o conocida por los periodistas de nuestro medio. En ese momento, su amigo Juan Luis lo acompañó.

Él nos contó que Lucinio había salido de España porque, cuando tenía 13 años, su padre lo mandó a buscar a un hermano que había estado en la Guerra de Independencia de Cuba, en 1895, pues no sabían si vivía o había muerto.

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“Lucinio anduvo por varios países, así lo contaba en varias cartas que recibí y hasta contesté cuando yo estaba adolescente. El tío que buscaban se había ido a Venezuela, y recuerdo que siempre se decía que mi tío Lucinio era un hombre a quien, si engañaban, se vengaba. Una vez un hombre que tenía que darle una plata escapó a Honduras y cuando lo fueron a buscar lo hallaron muerto”, relató don Juan Severino en aquella oportunidad.

Cementerio General
La pareja también fue sepultada en el cementerio General. Foto Alonso Tenorio (Alonso Tenorio)

Don Juan vivía en un condominio en Escazú y falleció en Costa Rica, pero él quería saber la fecha exacta del crimen, porque incluso, en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no lograron encontrar el día de la muerte. Además, quería hablar con las familias de las víctimas y disculparse por lo ocurrido y conocer más a fondo sobre los hechos. A él se le quebraba la voz al recordar lo que ese doble homicidio significó para los suyos.

“Para la familia de Juan lo ocurrido fue una mancha y nadie podía entender cómo Lucinio había actuado con tanta maldad. Por muchos años fue un tema vergonzoso en su casa y, la verdad, es que creo que al crecer con eso encima se volvió una obsesión para él venir a Costa Rica. Durante muchos años en su casa trabajaron para enviarle dinero al tío para sobrevivir y, no era opcional, todos tenían que aportar. Lo que nunca se imaginaron es que más bien aquí él tenía una buena vida”, dijo Juan Luis.

Don Juan Severino logró llegar a Costa Rica para establecerse 53 años después de ocurrido el crimen y, ante su búsqueda incansable, terminó por morir aquí.

“Él se fue sin poder encontrar esa verdad, yo, aún cuando puedo, me voy a revisar los periódicos de la época y también he estado por el cementerio por si alguien llegara a visitar esas tumbas. Parece extraño, porque sé que durante muchos años nadie lo ha hecho. Los panteoneros los han ido cambiando y las posibilidades de poder reconstruir esa historia trágica para la familia de mi amigo se ha ido esfumando. Ya yo soy mayor (86 años) y creo que apenas unas fotos y recortes son todo lo que perdurará”, dijo Juan Luis.

“Severino y yo conversábamos de muchas cosas y siempre terminábamos hablando del crimen. Lo que más me llamaba la atención es que solo conocía al tío por cartas y fotos, porque este salió de casa cuando él era un bebé, pero eso lo marcó por siempre”, detalló.

Pese al montón de años que han pasado, don Juan Luis asegura que le gustaría poder, por lo menos, decirle a la familia de esas personas que durante muchos años su amigo quiso saber lo que había ocurrido y pedirles perdón por semejante dolor.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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