Sucesos

Perrita encontró a dos hermanas enterradas en el volcán Irazú y eso ayudó a resolver doloroso caso

Hermanas estuvieron desaparecidas dos meses y 12 días

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Una perrita y un diario permitieron resolver la desaparición y el asesinato de dos hermanas a manos de un fotógrafo.

crimen de las hermanas Siles en el Irazú
Flory Siles tenía 16 años. Foto: Grupo Nación (GN)

El asesinato de las hermanas Ana Lottie de 16 años y Flory Patricia Siles Quesada de 24 años, cumple el próximo 26 de febrero 70 años de una tragedia que sacudió las tierras cartaginesas.

Ellas fueron vistas con vida , por última vez, ese día cuando salieron de la casa de sus padres en Barrio Los Ángeles en San José, rumbo a un paseo. Los días pasaron hasta que el 8 de mayo de 1955 se descubrió lo que tanto se temía.

crimen de las hermanas Siles en el Irazú
Ana Lottie tenía 26 años. Foto: Grupo Nación

Ese día don Antonio Fernández, dueño de la cantina Águila de Oro en San José, organizó un paseo al volcán Irazú con varios amigos, entre ellos, los trabajadores de un bazar y su perrita “Coquita”. La idea de los turistas era caminar por los senderos.

Sin embargo, la perrita empezó a olfatear más rápido de la cuenta, y no quería hacer caso cuando su dueño la llamaba a galillo pelado. En un determinado momento empezó a escarbar; “Coquita” se negaba a detenerse y, más bien, cada vez lo hacía con más prisa. Entonces, don Antonio llegó hasta donde ella estaba y logró ver un cráneo que se encontraba semienterrado, mientras la perrita no dejaba de escarbar.

Don Antonio, impactado al mirar lo que su fiel compañera había encontrado, empezó a llamar al resto de sus acompañantes quienes estaban a uno cuantos pasos en una grieta del volcán, y decidieron seguir moviendo la tierra para ver qué encontraban. Así dieron con los dos cuerpos; además, encontraron una cartera, unos zapatos y una blusa.

Tumba de las hermanas Siles Quesada
Los restos de las hermanas descansan en el Cementerio General, San José. Foto: Rafael Pacheco Granados

Don Fausto Corrales vive carretera al volcán y ha sido agricultor toda su vida. Él cuenta que, según le relató su papá, quien tenía el mismo nombre, --cuando ocurrió la tragedia él apenas era un bebé--, aquellas personas que encontraron los cuerpos dieron aviso de inmediato a la Policía. Unos salieron para dar el aviso y otros se quedaron en el volcán con los cuerpos.

“Los que las encontraron de una vez dijeron que eran las hermanas Siles, pues a esas muchachas las buscaba todo el mundo desde hacía tiempo. Dice papá que se vivía con esa incertidumbre de dónde estaban. Resulta que estaban enterradas en una grieta del volcán, y su desaparición había provocado gran conmoción, pero nadie se imaginaba que iban a estar allí. Papá cuenta que montones de policías y autoridades subieron hasta ese sitio”, recordó Corrales.

“La gente pensaba si era que se las habían robado, si las habían matado, pero no había respuestas, hasta dijeron que se las habían llevado a Panamá para trata de personas, pero todo eso la policía lo descartó”, agregó don Fausto.

crimen de las hermanas Siles en el Irazú
El capitán Emilio Pacheco logró que el hombre confesara.

Para esas fechas las mujeres ya tenían dos meses y 12 días desaparecidas.

Ana se dedicaba a tejer ajeno y ganaba 50 colones por semana; su hermana Flory estaba en sexto grado en la escuela España, en San José.

Además de ser hermanas, ambas estaban enamoradas de un hombre de apellido Martínez, de 26 años, quien se ganaba la vida como fotógrafo. Las dos habían salido con él, y tiempo después descubrieron que estaba casado desde febrero de 1954 y, según las investigaciones, Ana habría estado embarazada de él.

Cuando los detectives y policías llegaron a la grieta del volcán, tras la alerta de que los cuerpos habían sido encontrados sin ninguna prueba científica, y por las pistas con las que contaban y lo hallado en el sitio, confirmaron que se trataba de ellas.

Pero cómo ligaban a Martínez con las muchachas, si ellas no le habían contado de él a nadie, y la posibilidad de que él fuera el sospechoso del hallazgo de aquellos cuerpos baleados era, hasta ese momento, desconocido.

Sin embargo, el diario de la mayor de las hermanas, en el que en varias de sus páginas ella describía lo que vivían, apareció el nombre de Martínez, un joven fotógrafo. Las páginas de ese mismo cuaderno habían narrado que no era la primera vez que él las llevaba al volcán Irazú, pues la primera vez había sido el 4 de agosto de 1954. Inmediatamente, el sospechoso quedó bajo la lupa de los detectives.

Llevado a la escena

El juez a cargo del caso mandó a detener a Martínez, y lo llevó directo al sitio del hallazgo para ver si confesaba. Eso ocurrió el 13 de mayo de 1955; sin embargo, el hombre trató de agredir al juez. Primero, intentó tirarle una gran piedra, luego trató de tirarlo al cráter del volcán, y al verse perdido se tiró por una ladera y desapareció.

“Lo buscaron los policías durante un largo rato, pero nada, estaba bien escondido. No obstante, a punta de bala lo hicieron salir de donde se escondía. Según relataba mi papá, el hombre este decía que él no las había matado, sino que ellas se habían caído en la grieta y que, por miedo, no dijo nada. Mi papá era campesino y como conocía todo esto varias veces los oficiales lo buscaron para que los guiara”, relató Fausto.

Martínez era experto en el manejo de armas y, no es para menos, pues fue uno de los ticos que había sido nombrado sargento de balacera, porque se había unido al grupo que defendería al país de la invasión organizada desde Nicaragua por Rafael Ángel Calderón Guardia para derrocar a Pepe Figueres, en enero de 1955.

Los investigadores fueron insistentes en que Martínez declarara, lo llevaron al volcán, le enseñaron las fotos, y hasta lo llevaron a la morgue donde se encontraban los cuerpos.

Fue luego de tres días de interrogarlo de distintas formas que, finalmente, confesó.

El día del paseo, el hombre y las dos mujeres llegaron al volcán a las 2 de la tarde.

Martínez llevaba una carabina en el carro, él la bajó y ellas le preguntaron para qué era eso, a lo que les respondió: “Para matar unos pajaritos”.

Tumba de las hermanas Siles Quesada
Durante los primeros años de la tragedia algunas personas visitaban con frecuencia la tumba.Foto: Rafael Pacheco Granados

En medio de aquella soledad, Ana se entretuvo buscando piedras, y a unos metros la seguía Flory.

El fotógrafo agarró el arma, y las encañonó; primero, le disparó a Ana, la bala le atravesó el tronco de medio lado.

Flory, inmediatamente, le gritó qué estaba haciendo y sin misericordia le disparó también.

crimen de las hermanas Siles en el Irazú
Así informó la Nación el crimen de las hermanas Siles en el Irazú
crimen de las hermanas Siles en el Irazú
Siete investigadores estuvieron detrás de resolver el crimen en el Irazú

Cuando Martínez confirmó que ambas estaban muertas se fue al carro y bajó una pala, hizo un gran hueco en la arena volcánica para enterrar a las hermanas, colocó los cuerpos uno sobre el otro y se marchó pensando en que jamás los iban a encontrar.

Así lo relató durante su declaración.

Según se puede leer en el periódico La Nación de ese año, en su declaración Martínez dijo: “Hay veces que yo me pierdo y es aquí donde se me desencadenan los instintos criminales”, y luego rompió la declaración.

En el juicio, Martínez aseguró las hermanas le habían pedido ¢20.000 para no contar que Ana estaba embarazada, y que él era novio de las dos al mismo tiempo, pues alegó que eso sería un gran escándalo, pero eso nunca pudo ser corroborado porque les arrebató la vida sin misericordia a ambas.

Las hermanas fueron sepultadas en una grieta en el Irazú. Foto: John Durán
Durante muchos años la gente llegaba a ver las cruces en honor de las hermanas, pero las erupciones las desaparecieron. Foto: John Durán (JOHN DURAN)

El asesinato de las hermanas fue bautizado como el “crimen del Irazú”, ya que silenciarlas fue el supuesto objetivo del fotógrafo.

Pese a que el hombre trató de evadir la justicia, fue sentenciado a 36 años de prisión, 18 por cada asesinato de las hermanas; sin embargo, estuvo internado en el hospital psiquiátrico Chapuí durante una gran mayoría del tiempo y falleció el 18 de enero de 1989.

Martínez había sido sometido a la justicia por la muerte de una niña en Moravia; no obstante, la falta de pruebas contundentes le permitió salir en libertad cuando llevaba ocho meses de estar en la antigua penitenciaría.

“En el volcán se colocaron unas cruces en memoria de las hermanas Siles para recordarlas, pero con los años la tierra fue cediendo por los movimientos y las erupciones en el volcán y desaparecieron. Mucha gente luego de eso, subía hasta el volcán solo por ver las cruces, porque el caso fue tan sonado. Hasta decía papá que, en algún momento, la gente de aquí les puso flores por solidaridad y pensar en el calvario que vivieron”, recordó don Fausto

Las hermanas fueron sepultadas en el cementerio General de San José, aún sus tumbas se encuentran identificadas en el cuadrante 10.

Volcán Irazú y sus bellezas naturales
Las muchachas ya habían ido de paseo al Irazú con el asesino. Foto: Rafael Pacheco Granados

El familiar más cercano de las mujeres era su hermano Hidelbrando Siles, quien falleció en el 2014 a los 92 años.

El reconocido historiador Franco Fernández, recuerda que el caso, conmocionó a todo el país.

crimen de las hermanas Siles en el Irazú
Franco Fernández, historiador, recuerda la tragedia.

“No estábamos acostumbrados a tal maldad con que fueron asesinadas. Las hermanas Siles fueron recordadas por mucho tiempo. Ahora los crímenes son iguales o más terribles que ese”, dijo el cartaginés.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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