Sucesos

Policía volvió a nacer luego de que bochincheros le tiraran bomba molotov

Además de los dolores físicos le dolió el rechazo de su bebé de seis meses al verlo quemado

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Juan Andrés Acuña Martínez es el policía que se quemó porque le lanzaron una bomba molotov durante los bloqueos de las últimas semanas.

El sufrimiento de este oficial, de 47 años, también marcó a su pareja, a sus hijos y a una hermana de él, quienes creyeron lo peor al enterarse de las fuertes quemaduras que sufrió.

El ataque ocurrió sobre el río San Carlos, en Terrón Colorado de Cutris de San Carlos, la noche del lunes 12 de octubre.

Juan Andrés Acuña es policía desde hace 27 años. Foto: Cortesía Juan Acuña

Doce días después del terrible ataque, Acuña asegura que el dolor físico no ha pasado, pero que para él es más doloroso aún sentir el rechazo de su bebé de seis meses, quien lloraba al verlo con quemaduras en la cara.

“Mi bebé de seis meses no quería que me le acercara, seguro por el olor a combustible que aún tenía, además como traía la cara negra del fogonazo, fue terrible ver el rechazo de mi bebé.

“Lloraba porque pensé que estaba desfigurado porque mi hija no quería nada conmigo, pero hasta en estos días ya esa piel mala comenzó a caerse, espero que me salga piel buena y no quedar con marcas”, expresó el valiente.

Él sufrió quemaduras en la cara, en el cuello y en la mano izquierda, el uniforme lo salvó de no quemarse en más partes del cuerpo.

“Los chalecos antibalas y el antimotín iban encendidos, pero me protegieron bastante de no sufrir las quemaduras en el pecho”, comentó.

A Juan Andrés Acuña Martínez le duele las quemadas que sufrió, pero más el rechazo de su bebé de seis meses. Foto: Cortesía Juan Acuña

El oficial aún siente dolor en la mano, en la nariz y en la parte interna de los labios, que los tiene en carne viva.

“Solo puedo consumir comida líquida, usando pajilla”.

Nadie lo auxilió

Acuña tiene 27 años de ser policía y esta es la primera vez que su vida corre tanto peligro.

“Espero que sea la última, antes las manifestaciones eran pacíficas, pero ahora vienen con intenciones de matar, sentí miedo al ver que me quemaba”, expresó el uniformado.

Acuña relata que él y un compañero suyo llegaron por el lado de Santa Rosa de Pocosol y se toparon con mucha gente que andaba machetes, palos y pistolas porque asegura que hasta disparos escucharon.

Trataron de correrse, pero los manifestantes les cerraron el paso por el puente. Aquello parecía una emboscada.

“Nos salió gente hasta debajo del puente, en ese momento solo estábamos dentro de la patrulla el chofer y yo, me subí en los asientos traseros y le dije al compañero: ‘¡vamos, vamos!’, pero en ese momento una botella quebró el parabrisas y explotó”, recordó Acuña.

Recuerda que quedó bañado de combustible y parecía una antorcha humana cuando salió de la patrulla pidiendo ayuda.

Las llamas alcanzaron la cara y el cuello. Foto: Cortesía Juan Acuña

Ninguna de las personas que estaban cerca se acercaron a auxiliarlo, incluso dice que más bien le lanzaban más cosas.

“Diosito fue quien se encargó de apagarme las llamas, seguro del viento que me hacía al correr por la desesperación por apagarme. Al principio intenté tirarme al suelo, pero la gente siguió tirando piedras y no podía quedarme ahí porque eran demasiadas, además de las bombas que seguían cayendo”, expresó.

Otros oficiales fueron los que llegaron a darle ayuda y lo llevaron al hospital de la zona.

A él lo incapacitaron hasta el 21 de octubre, pero ese día los médicos del INS lo revisarán para ver si le dan permiso de volver al brete o le extienden la incapacidad.

Pide paz

Acuña menciona que por su trabajo no se puede echar para atrás, pero sí quisiera que haya más paz en el país.

"No puedo decir que no me da miedo, pero trabajo para el Gobierno y tengo que cumplir con mis funciones”.

Él le pide a las personas que se quieran manifestar, que lo hagan, pero que no pongan en peligro la vida de inocentes que solo cumplen con sus funciones.

“No vamos a tener paz, ni ellos, y menos nosotros”, concluyó.

Cristina Acuña, hermana del oficial, dijo que aún le duele ver lo que le pasó a su ser querido y no quisiera que ninguna familia pase por el dolor y la angustia por la que pasaron ellos.

“Hace cuatro meses murió nuestra mamá y que nos dieran una noticia como esta, fue horrible, pensamos lo peor, pero por dicha él ahora está en casa, aún no está del todo bien, pero sentimos tranquilidad de ver que se recupera”, dijo la hermana.

Acuña, quien trabaja en la delegación de Los Chiles, en la frontera norte, es uno de los 120 policías que resultaron heridos mientras cumplían con sus funciones en medio de las manifestaciones.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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