Luis Soto, de 34 años y vecino de Altamira de Loma Linda, Desamparados, considera que es un milagro, pues él es uno de los atropellados por un carro en los piques que hubo en esta comunidad hace 11 días.
Él estuvo internado desde el 25 de agosto --día que ocurrió el accidente-- hasta el jueves 1 de setiembre, en el hospital de Trauma, del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Este lunes se enteró de la muerte de Wildor Forrester Meléndez, de 28 años, uno de los muchachos que estuvo cerca de él y lamentó todo ese dolor que esta actividad ocasionó.
“Solo Dios tiene el derecho de quitarnos la vida, ahora hay un muchacho menos, no éramos amigos, pero sí lo conocí y lo recuerdo, estábamos cerca el día del accidente”, manifestó el sobreviviente.
Luis se arrepiente de haber estado en ese sitio donde corrió peligro.
“Sentí la muerte, Dios me dio la último oportunidad, la estoy contando por el milagro de Dios”, menciona.
Casco lo salvó
Luis recordó que fue a ver los piques porque varios conocidos le dijeron que sería divertido.
“Fuimos a los piques en Zapote, ahí se reunió todo el mundo, comenzaron a alzar las motos, a hacer loco, luego llegó la Policía, estábamos unas 450 personas, había carros y motos, de ahí nos fuimos a Loma Linda.
“Los carros andaban luciéndose, primero un Honda y otros, luego los conductores se calmaron, pero al rato salió un BMW negro picando, desde Zapote venía haciendo loco, como a las 11:30 de la noche fue cuando el carro negro perdió el control, pegó todas las motos, una de estas, que estaba parqueada, me golpeó la espinilla, me quebró la tibia derecha, también a más personas”, recordó el muchacho.
Asegura que era la primera vez que iba a estos piques, considera que tener el casco puesto le ayudó mucho para no sufrir golpes.
“Intenté correr, pero la moto ya estaba encima mío, caí boca abajo, el casco me salvó, porque lo llevaba puesto, porque me iba a ir caminando para la casa así”, señaló.
A él le tuvieron que poner un pin desde la rodilla hasta el tobillo.
“Nunca voy a eso, era la primera vez, había ido a los de La Guácima (hace años), pero estos son cerrados, refiriéndose a que hay protección, pensé que iban a lucir las motos, que las vieran, las más bonitas, cuando vi que estaban haciendo loco, me quise ir, me puse el casco y me iba a ir caminando, pero fue cuando pasó lo que pasó.
“Dios como que me la cantó en el aire y yo no la entendí”, expresó el muchacho.
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Pide no ir a estas actividades
Asegura estar arrepentido de haber ido a ver la actividad ilegal.
“Me arrepiento, porque dependo de mí mismo, se supone que soy pensionado, porque aparentemente tengo un problema en el cerebro, ya que dicen que no retengo las cosas, pero siento que sí las retengo.
“Yo trabajo con un amigo en una mueblería, le ayudo porque vivo cerca, pero ahora debo esperar a recuperarme”, mencionó.
Después de lo que pasó, implora porque otras personas no arriesguen su vida de esa forma.
“No se acerquen a esos lugares, lo mejor es prevenir un accidente, quedarse en la casa y estar tranquilo con la familia y no arriesgarse a esas cosas”.
Asegura que nunca más aceptará una invitación de estas.