El dolor y la incertidumbre de perder a un ser querido en medio de situaciones misteriosas volvieron a golpear a la familia Tafalla, vecina de Tucurrique, Cartago.

Flora Ramírez le afirmó a La Teja que el fallecimiento de su hermano Javier Gerardo Ramírez Tafalla, de 36 años, es similar a la que afrontaron hace dos décadas cuando murió el abuelo materno, Sigifredo Tafalla Alfaro, conocido como Trino.

Tanto el abuelo como el nieto salieron de sus casas y dijeron que regresarían, sin embargo, nunca lo hicieron, estuvieron desaparecidos y luego fueron hallados sin vida, al parecer, víctimas de homicidio.

Por Trino de 71 años nunca hubo justicia, de acuerdo con el Tribunal Supremo de Elecciones él murió en diciembre del 2002, fue hallado en la represa Cachí de Cartago, debido a la descomposición no determinaron la fecha exacta de su muerte.

Salió con ropa de estar en casa

A Javier le decían de cariño Manitas, debido a una discapacidad que tenía en el brazo derecho, él nació con parálisis cerebral y le afectó un brazo, comentó Flora.

Él no trabajaba, pero era la principal compañía de su mamá de 62 años, él la chineaba haciéndole las comidas, inyectándole las insulinas y haciendo los demás quehaceres de la casa.

La última vez que lo vieron con vida fue el miércoles 13 de setiembre, cuando se despidió de la mamá y le dijo que pronto regresaría.

“Él salió a las 11:40 a.m. de la casa, antes de irse le dio de almorzar a nuestra mamá, almorzó él y salió con la misma ropa de estar en casa. Le dijo a mi mamá que dejó la ropa lavada, que le metiera la ropa (por sí llovía) que ya casi llegaba, pero no llegó más”, recordó Flora.

Agregó que Javier no era de irse de la casa y esta situación preocupó a la familia, especialmente a la mamá.

“Aumentó la inquietud porque él era de llegar siempre a la casa y mi mamá nos dijo que no había llegado y le dijimos que diera chance que quizás se había quedado con alguna amistad y al pasar las horas nos preocupamos y comenzamos a buscar”, expresó la hermana.

Afirma que le pidieron ayuda a las autoridades y rescatistas, pero no recibieron la respuesta que esperaban.

“Ninguna autoridad nos ayudó con la búsqueda, ellos nos dijeron que hasta que no hubiera un indicio que dijera que estaba tirado en un río o cañal no lo buscarían.

“Nosotros entramos a las represas, estuvimos cuatro días buscando desde la mañana hasta la tarde y lo que nos avisó a nosotros fueron unos zonchos, unos zopilotes que estaban en un cañal, mi hermano mayor fue él que lo encontró en un cañal”, expresó Flora.

En el OIJ dijeron que el cuerpo estaba en un avanzado estado de descomposición, los investigadores alcanzaron a ver lo que parecían ser impactos de bala en el tórax.

El cañal en el que encontraron a Javier está en Tucurrique de Jiménez, muy cerca del margen del conocido río Gato, esta zona está a unos 15 minutos de donde él vivía.

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La familiar señaló que este mismo dolor lo revive la mamá su mamá, quien no pudo despedir al papá y ahora a uno de los hijos.

“Hace 21 años perdimos a mi abuelo, se desapareció igual y apareció en una represa, no hubo justicia en esa ocasión”, expresó.

A Javier lo recuerdan como el pariente que siempre le gustaba hacer reir a la familia.

Ellos esperan que las autoridades judiciales resuelvan la causa de muerte y den con los responsables.