La familia del exagente Ruddy Campos Morales, perdió la paz desde que le mataron a su ser querido, de 26 balazos.
Ruddy era el único hermano varón, además era de los mayores, sus hermanas lo adoraban y respetaban porque siempre anduvo en buenos pasos.
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Además le guardaban mucha admiración porque formó parte de la Policía de Control de Drogas (PCD) y además fue agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
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Así lo detalló Jessika Campos, en conversación con La Teja, ellos siempre supieron que su ser querido era una persona de bien y que el daño lamentablemente venía por personas con las que en muchas ocasiones habían compartido; sin embargo, esperaron el trabajo del OIJ para que fueran ellos los que lo resolvieran.
“El caso de Ruddy era muy complejo, el asesinato fue en un lugar aislado, en el que no había testigos, ni cámaras, teníamos todo en contra, pero la familia también apoyó para conseguir justicia y confió en la investigación judicial”, expresó Jessika.
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Desde la muerte de Ruddy, el hogar perdió la paz, incluso han recibido amenazas por medio de mensajes de chats que se viralizan en la comunidad, desconocen quién los envía, detallan que los vecinos les han hecho advertencias, así como en alguna ocasión se las hicieron a Ruddy.
El OIJ de Guápiles detuvo al exsuegro de Ruddy, un sujeto de apellido Kiel, de 49 años, como principal sospechoso del vil ataque.
La captura fue este jueves 15 de mayo en Ticabán.
“Siempre supimos que la muerte de Ruddy venía por el lado del exsuegro de él, porque ya le habían advertido que lo andaban buscando personas para acabarlo, pero él sentía un amor tan grande por nuestros papás que nunca se fue de ese lugar (donde ocurrió el ataque) le rogamos para que se fuera, pero él decía que no tenía porqué huir”, recordó la hermana.