EscucharA Ian Chacón Berrocal, de 11 años, le hicieron un funeral muy emotivo en el que lo acompañaron sus compañeritos de escuela, fue escoltado por oficiales de la Fuerza Pública y allegados, así como personas que en muchas ocasiones compartieron con él.
Miguel Batista estuvo en la despedida que se llevó pasadas las 3 p. m. de este miércoles 28 de agosto en el cementerio de Batán de Matina, Limón, antes le realizaron una misa.
“Entre lágrimas y aplausos despedimos a un héroe, este niño era muy querido en la comunidad, él era inocente y le esperaba todo un futuro por delante”, manifestó Batista.
Ian a su corta edad soñaba con la aviación, le encantaban los aviones y se emocionaba al ver pasar las avionetas cerca de su casa, así lo recordó su abuelita Johana Berrocal, quien no veía a Ian como un nieto, sino como un hijo, pues desde que nació ella lo criaba, era el menor de sus hijos para ella.
Al inocente le dedicaron una caravana de motos, porque le gustaban tanto como los aviones. Justamente cuando lo estaban sepultando se escuchaba el sonido de los motores de una avioneta a lo lejos, tal como a Ian le encantaba escucharlas y verlas.
Los compañeritos de la escuela llegaron con uniforme a despedir al niño, llevaban globos blancos, así como pancartas con la foto de su amiguito, alrededor del ataúd le cantaron dos canciones y a más de un adulto le sacaron las lágrimas, pues temen que más inocentes se conviertan en víctimas de esta maldad.
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Ian luchó por su vida durante dos días, luego de ser impactado en el abdomen, la agresión la sufrió la tarde del sábado 24 de agosto anterior en Santa Marta de Batán, cuando celebraba el cumpleaños 29 de su mamá, Yocelyn Chacón Berrocal; junto a ellos estaba el novio de la joven
conocido como Popeye, este sujeto era el objetivo de unos pistoleros, quienes sin piedad dispararon impactando en múltiples ocasiones a la pareja y al niño.
El pequeño falleció la noche del lunes 26 de agosto en el hospital Nacional de Niños. Las autoridades desarticularon la banda que perseguía a Popeye, aún les falta dos hombres por detener.
