Doña Elizabeth Arce demostró ser una de esas valientes mamás que están dispuestas a hacer lo que sea por sus hijos, pues llegó al punto de, prácticamente, convertirse en una “investigadora privada”, que consiguió un testimonio clave para que se hiciera justicia por el atroz femicidio de su amada hija, Melina Andrea Calvo Arce, de 32 años.
“Duré un año entrando y saliendo de la corte, hasta que, finalmente, se hizo el juicio por el caso de mi hija”, contó la señora.
Arce compartió su testimonio con La Teja y relató cómo movió cielo y tierra para que el responsable de arrebatarle a Melina, un hombre apellidado Córdoba Artavia, quien era pareja sentimental de la joven, no se saliera con la suya y recibiera el castigo que se merecía.
“Íbamos por 35 años de cárcel, pero al final la condena quedó en 20 años, ya cuando sucedió el juicio todo salió bien, gracias a Dios, y se hizo justicia”, destacó Arce.
El atroz femicidio de Melina ocurrió hace nueve años, pero el caso sigue muy presente en la mente de sus familiares y seres queridos, también en la de los vecinos de Tibás, pues Calvo era muy conocida por ser una voluntaria de la Cruz Roja, y que siempre se caracterizó por su trato amable y la pasión que sentía por ayudar a los demás.
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Apasionada por servir
La mamá de Melina recordó que ella siempre sintió una pasión por ayudar a los demás y, tras una visita que le hicieron a un amigo cruzrojista, fue que la joven decidió unirse a la Cruz Roja como voluntaria. El anhelo de Melina era llegar a ser parte del personal permanente de la Benemérita.
“Un cruzrojista amigo nos recibió, nosotros íbamos por mi nieto (hijo de Melina), pero ella fue la que se enamoró de eso. Nos decía que le encantaba todo eso, y ella era como la enfermera de nosotros. Cuando se unió a la Cruz Roja ya rapidito andaba en ambulancia y todo”, recordó su mamá.
“Era una niña muy linda, una muñeca, la gente siempre tenía que ver con ella”
— Elizabeth Arce, mamá de Melina.
Melina colaboraba con el comité de León XIII, lugar donde, rápidamente, se ganó el cariño y el respeto de sus compañeros, así como de los vecinos de la comunidad.
Lamentablemente, no todo era bueno en la vida de Calvo, pues según su mamá, ella vivía en un circulo de violencia a manos de Córdoba, quien inició una relación Melina cuando ella apenas tenía 20 años, además de que le llevaba el doble de años.
“Nosotros, a nivel de familia, le decíamos que lo dejara, que se fuera con unos tíos a Limón, pero nosotros sentimos que él la tenía amenazada, porque había algo que le impedía dejarlo”, afirmó doña Elizabeth.
La señora también describió al sujeto como un hombre muy celoso y posesivo, a quien casi siempre se le veía tomando licor junto con sus amigos en las inmediaciones de un conocido supermercado en el centro de Tibás.
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“Ella comenzó a cargar con todos los gastos, yo le decía que no se merecía eso, apenas tenía 20 años cuando se junto con él, que era un cuarentón, y duraron como 10 años juntos. Pero fue algo horrible, porque él llegaba borracho a agredirla, fueron tantas cosas que se vivieron”.
Sueño se iba a cumplir
Doña Elizabeth comentó que su hija pasaba muy ocupada por lo que no se veían muy a menudo, pero el sábado 9 de mayo del 2015, Melina le dijo que pasarían todo el día juntos, por eso la joven la fue a visitar por la mañana.
“Pasamos un día precioso, compartimos con su hijito, y con mis otras hijas, fue algo demasiado bonito”, recordó.
Arce dijo que ese mismo día su hija le dio una noticia muy emocionante, la cual podría cambiar su vida para mejor. La joven le contó que, prácticamente, todo estaba preparado para que la Cruz Roja la enviara a servir a los Estados Unidos.
“Cuando ella entró a la Cruz Roja y empezó a prepararse, ese hombre empezó con celos y todas esas cosas, además de que tenía problemas de alcoholismo”.
— Elizabeth Arce, mamá de Melina.
“Ese día me dijo: ‘Mami, ese es mi mayor anhelo, ir a servir a Estados Unidos y desaparecer de ese hombre. Ella sentía un alivio al pensar que iba a irse a Estados Unidos, y que luego iba a llevarse a su hijo, porque ya de esa forma iba a librarse de ese hombre. Por eso le dije que yo iba a hacer todo lo posible para que ella se pudiera ir antes”.
Ese sábado Melina y su mamá habían quedado en continuar su día juntas y salir a dar una vuelta por la tarde, lo que doña Elizabeth no sabía es que era la última vez que vería a su hija con vida.
“Luego llegó él (Córdoba) y ella se fue a preparar para salir conmigo. Cuando pasé a la casa de mi hija él salió y me dijo ‘Elito, ahorita se la llevó', entonces yo me fui a mi casa y la esperé y esperé, pero no llegó más”.
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Despiadado crimen
Mientras esperaba a su hija fue cuando doña Elizabeth recibió la peor noticia de su vida, una que, hasta el día de hoy, sigue causando dolor en su corazón.
“Luego fue cuando me llegó la noticia de que él la había agarrado en el departamento y me la había matado, me la masacró completamente. Llegó el esposo de una sobrina y me dio la noticia; yo caí al suelo, pero me levanté porque yo quería verla, quería estar ahí con ella, corrí como una loca y cuando llegué estaban las patrullas y el montón de gente, pero yo necesitaba verla. En ese momento sentí que morí”, recordó la señora.
El atroz crimen ocurrió a eso de las 5:40 p. m., en calle Los Arce, en La Florida de Tibás, cuando Córdoba usó un machete para acabar con la vida de Melina dentro del baño de la casa en la que ambos vivían.
Tras cometer el femicidio, Córdoba, quien en ese momento tenía 52 años, huyó caminando, no sin antes ocultar el machete con sangre detrás de unas matas. Finalmente, el sujeto fue detenido por oficiales del Grupo de Apoyo Operacional, cerca del estadio Ricardo Saprissa.
“Ella tenía lo del viaje en secreto, porque no quería que él se diera cuenta, pero nosotros pensamos que él ya sospechaba o alguien le había dicho algo”.
— Elizabeth Arce, mamá de Melina.
“Dicen que entró hasta a un local de comida rápida a lavarse las manos ensangrentadas y lo detuvieron cuando se dirigía hacia el puente del Saprissa. Él planeó deshacerse de ella porque sentía celos. Qué tantas cosas malas sentía ese hombre, porque ese día terminó con la vida de mi hija”, manifestó Arce.
El funeral de Melina fue muy emotivo, pues sus compañeros de la Cruz Roja le dieron el último adiós colocando la camisa de la institución que ella tanto amaba encima de su ataúd, el cual fue trasladado hasta el cementerio en un carro de la Benemérita.
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Mamá investigadora
Doña Elizabeth recibió otro duro golpe tras la muerte de su hija, pues sostiene que se encontró con muchas trabas y obstáculos legales, que complicaron que el caso de Melina fuera llevado a juicio.
Según Arce, una de las situaciones más difíciles fue el hecho de que el abogado del asesino intentó demostrar que Córdoba estaba muy borracho cuando cometió los hechos, para así justificar que este no se encontraba en todos sus sentidos, descartando que se tratara de un hecho planificado.
“Me dieron un abogado y una fiscal, pero con ella como que no hicimos química, porque ella quería que yo no fuera tanto. Yo la entendía a ella, pero yo no quería dejar de estar yendo. Estuve un año trabajando para que se me hiciera justicia”, recordó.
Al ver que el caso se complicaba cada vez más, doña Elizabeth decidió convertirse en investigadora para conseguir una de las piezas que terminó siendo fundamental para la condena contra Córdoba.
“Yo me di cuenta que ese hombre les había contado a los amigos que él la iba a matar. Un abogado de San José me llamó y nos pusimos de acuerdo, yo le pregunté qué se necesitaba para probar que él no estaba alcoholizado en el momento, porque cuando yo pasé a buscar a mi hija yo lo vi y él no estaba borracho, que después se metiera todo el guaro que pudo es otra cosa.
“El abogado me dijo que había que encontrar a uno de esos hombres (amigos). Entonces me di a la tarea de ir a buscarlo, logré que me dieran la dirección y me quedé esperándolo hasta las 2 de la madrugada”.
Al final la perseverancia de la señora rindió frutos.
“Él le contó al abogado que ese hombre había dicho varias veces que iba a matar a mi hija. Él abogado me dijo que ya con eso el sujeto ese estaba frito”.
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Finalmente, el 15 de julio del 2016 el Tribunal Penal de Goicoechea dictó una condena de 20 años de cárcel contra Córdoba por el homicidio de Melina.
Con Dios de su lado
Arce dijo que el proceso para que se hiciera justicia por la muerte de su hija fue muy duro para ella y su familia, pero aseguró que al final todo valió la pena.
“No hay que dejar a Dios de lado, porque al hacerlo estamos como un barco a la deriva y sufrimos muchísimo. Sufro muchísimo por las mamás que pasan algo así y no pueden enterrar a sus hijas, porque eso algo que le quita un poco el dolor tan grande con el que uno carga”.
La señora también hizo un llamado a las mujeres que están siendo víctimas de algún tipo de violencia para que no callen esos hechos.
“Debemos seguir luchando, porque se están viendo estos casos, esas agresiones que, a veces, dejamos pasar, porque dentro del hogar todo es chiquitito, pero eso se puede convertir en una tragedia para toda una familia”.