Kevin Andrés Bolaños Sancho, de 21 años, es la víctima más joven de la fatalidad en Cambronero, San Ramón.
Él es oriundo de Nicoya, Guanacaste, pero por trabajo vivía en Guadalupe de Goicoechea.
El amor de él era su hermanita, de 9 años, que vive en Nicoya, por lo que siempre que podía la iba a visitar y este sábado así lo había planeado, para disfrutar del fin de semana largo.
La mamá de Kevin, Nazareth Sancho, estaba en Nueva Jersey, Estados Unidos, donde un hermano y a penas se enteró de la tragedia, viajó a Costa Rica para despedir a su hijo.
“Era mi hombrecito, solo tengo dos hijos, él y mi hija de 9 años, ella era como su vida, él la iba a ir a ver, me había dicho: ‘voy a ir a ver a mi hermanita’, lo más triste es que mi chiquita también lo estaba esperando, como si fuera la novia”, expresó Nazareth.
La mamá, al ver que su hijo no aparecía, pidió ayuda en redes sociales, mientras ella salió el domingo en un vuelo hacia Costa Rica.
Un hermano de ella fue a la morgue, en San Joaquín de Heredia, y ahí confirmó que Kevin era una de las víctimas mortales del deslizamiento que arrastró el bus en el que iba.
A Kevin lo sepultaron en Alajuelita este lunes en la tarde.
A él lo recuerdan como un muchacho empunchado, lleno de metas. Además de trabajar, se esforzaba por terminar sus estudios de secundaria.
“Estaba muy contento, porque hacía una semana se había comprado una moto, además había pasado el examen teórico de manejo y le ilusionaba pronto tener su licencia.
“Mi hijo era muy cariñoso, todos los días esperaba su llamada, además era muy creyente en Dios y le encantaba tocar la guitarra en la iglesia que asistimos”, expresó la mamá.
La hermanita recuerda que Kevin siempre le decía: ‘¿de quién es la luna?, ‘¿de quién es el sol?’ y la mamá dice que la chiquita le consulta quién le va a seguir preguntando eso.
La mamá recuerda que lo último que le dijo a su hijo en vida es que estaba muy orgullosa de él y lo valiente que era.
La tragedia cobró otras ocho vidas, todas de costarricenses.