Un documento que encontraron los agentes judiciales mientras revisaban la ropa de una víctima de homicidio fue lo que les dio la luz que necesitaban para resolver el caso y atrapar al asesino.
Por más increíble que parezca, en el papel que encontraron en la bolsa de la camisa del fallecido estaba escrito el nombre del sujeto que le arrebató la vida de dos balazos.
La víctima fue Rafael Carvajal Chinchilla, de 50 años, a quien le decían Felo y el sujeto que lo mató fue Rigoberto Madriz Hernández. Este último le había comprado a Carvajal una propiedad en Upala de Alajuela y como se quedó sin plata para pagarle decidió matarlo.
El crimen ocurrió el 12 de agosto del 2005 en Orotina, camino a Caldera. Ese día, el homicida, preocupado porque Felo le había pedido que le devolviera la finca por falta de pago, se fue a buscarlo a la casa de un tío en Coyolar de Orotina y le dijo que lo acompañara a recoger ¢100 mil a Barranca de Puntarenas.
Carvajal se montó en el carro en el que Madriz llegó con un peón y se fue con ellos con la esperanza de recibir el pago prometido.
Rándall Céspedes Zúñiga era en aquel momento investigador del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y fue uno de los agentes que llevó el caso.
El recuerda que, según las averiguaciones que hicieron, cuando los hombres iban a camino a Barranca pararon en un restaurante para comer algo y tomarse unas cervezas y luego siguieron el viaje.
“En determinado momento Madriz detuvo el carro y dijo que se iba a bajar a orinar, Felo decidió bajarse también a orinar y ese fue el momento que aprovechó el asesino para devolverse al carro por el arma y dispararle a Carvajal.
“El balazo le dio en el pecho, después arrastró a Rafael hacia la maleza que estaba a la orilla de la calle para que quedara cubierto y le dio un segundo balazo, esa vez en la cabeza. Luego de eso se subió al carro y se fue”, describió el agente.
Durante el homicidio el peón de Madriz, un hombre de apellidos Hurtado Vélez, estuvo en el carro y vio y escuchó todo. Cuando el responsable de la muerte se subió al vehículo el trabajador le dijo que “ahora sí se había desgraciado la vida” y este le respondió amenazándolo para que no contara nada.
El cuerpo de Felo fue hallado hasta el domingo 14 de agosto, un hombre que caminaba por la zona lo vio y dio aviso a la policía.
“Cuando mi compañero Alfonso Villalobos y yo llegamos a la escena del crimen estuvimos revisando el lugar y notamos el papel que la víctima tenía en la camisa, lo sacamos y vimos que era una letra de cambio por un pago que tenía que hacerle Madriz a él, esa fue la primera pista que tuvimos sobre el asesino”, narró Céspedes.
Según indica en la sentencia suministrada por las autoridades judiciales, la letra de cambio era por ¢3 millones.
Luego del levantamiento del cuerpo, los agentes fueron a visitar a la familia de Felo, en San Ramón, para darle la terrible noticia y tratar de obtener más información sobre el homicidio. Ellos aprovecharon para preguntar si sabía qué tipo de negocios tuvo Rafael con Madriz y los allegados a la víctima contaron que años atrás Carvajal le había vendido una finca y que Rigoberto aún le debía plata.
Encararon al sospechoso
Ese mismo domingo, ya en avanzadas horas de la tarde, los oficiales llegaron a la casa de Madriz para hablar con él, sin hacerle pensar que era sospechoso. El sujeto reconoció que le debía plata a Felo y que lo había visto el viernes, pero aseguró que él lo dejó sano y salvo en el parque de San Ramón.
“Con los años uno aprende a leer a la gente y ya para ese momento mi compañero y yo sabíamos que Madriz estaba nervioso y ocultando algo. Nos había dicho que ese viernes anduvo con ellos un peón, entonces le preguntamos por él, le dijimos que necesitábamos hablar también con él.
“El sospechoso se puso peor, ya mucho más quitado, diciendo que no hacía falta que habláramos con Hurtado, pero nosotros insistimos hasta que lo mandó a llamar. Sabíamos que el empleado no nos iba a decir nada si estaba el patrón con él, entonces aprovechamos que él esta indocumentado para decirle que teníamos que llevarlo al OIJ de San Ramón para confirmar la identidad”, detalló.
Ya cuando estaban en las oficinas de las autoridades judiciales, los investigadores lograron sacarle al peón la verdad.
Él les contó lo que había visto el día del crimen y los agentes sabían que no mentía porque mencionó datos que solo alguien que estuvo ahí podía saberlos, por ejemplo, cuando Hurtado dijo que Felo estaba orinando cuando fue atacado entendieron por qué el cadáver tenía abierto el zipper del pantalón.
Otros de los datos importantes que soltó Hurtado fue contar que el homicida arrastró el cuerpo varios metros entre la maleza, ya que eso explicaba porqué se le había zafado un zapato a la víctima.
Ya con todos esos datos los policías arrestaron a Madriz, allanaron su casa y revisaron el carro, pese a los esfuerzos de las autoridades no fue posible dar con el arma usada en el crimen; tampoco pudieron analizar la ropa que el asesino andaba el día de los hechos, ya que fue encontrada en muy malas condiciones.
Pagó con cárcel
La Fiscalía acusó al deudor por el homicidio y en junio del 2007 se llevó a cabo el juicio en su contra en el que declaró la mamá de Felo, un primo de él, el abogado que estaba ayudando a la víctima a cobrar el dinero que le debían, el agente del OIJ de apellido Céspedes y el testigo clave del caso que vio el asesinato.
Todos fueron claros en detallar que el crimen se debió al interés de Madriz por desaparecer el problema de la plata que le debía a Felo, sin perder la propiedad que tenía en Upala.
En el debate también declaró la esposa del acusado, quien defendió al marido y dijo que él nada tenía que ver con el suceso.
Ella aseguró que el día en que se dio el homicidio, a la hora indicada, Rigoberto estaba viendo las noticias en su casa, por lo que no podía haber tenido participación; sin embargo, el testimonio de Hurtado demostró que en realidad no fue así.
Madriz nunca dio el brazo a torcer y siempre se declaró inocente, pero los jueces se convencieron de su culpabilidad y lo condenaron a 12 años de cárcel por el delito de homicidio simple.
Los jueces dijeron en la explicación de la sentencia que las mentiras que dijo el homicida en el debate demostraron su falta de arrepentimiento.
Céspedes, quien ya no es agente judicial y ahora es abogado independiente, asegura que para él este caso fue extraño.
“Para mi fue algo muy tonto, el homicida le dejó a la víctima un documento en el que decía su nombre y además, cometió el crimen delante de un testigo. Cuando uno trabaja en estas cosas se le desarrolla como un sexto sentido que lo va guiando en los casos; por dicha el caso de Felo pudimos resolverlo rápido.
“Ahora pienso que tal vez la condena podría haber sido mayor porque siento que fue un homicidio calificado y no uno simple. Madriz planeó lo que hizo y eso demuestra premeditación, no fue algo que surgió de momento”, aseguró el exinvestigador.
Al consultarle al Ministerio de Justicia la condición de Madriz, quien actualmente tiene 63 años, la institución informó que él terminará de pagar la pena impuesta en el 2022. El sujeto ya salió de prisión gracias a un beneficio carcelario, pero debe presentarse a dormir una vez al mes al centro semiintitucional San Angustín, en Heredia, hasta que termine de pagar la pena.