La receta de los pancitos caseros que hace doña Martha Flores es muy sencilla; sin embargo, nadie le agarra el toque, la buena mano que tiene y el amor que le pone a la preparación hacen que su sabor sea muy especial.
Según la señora, para hacerlos sigue la receta al pie de la letra y, después de ahí, Diosito le ayuda para que le queden bien deliciosos.
Desde hace más de 20 años aprendió la receta gracias al padre Roberto Salazar, quien fue párroco de la iglesia de Alajuelita y fue el responsable de invitarla a participar en un grupo para aprender a hacer pan.
Inició como ayudante, ahora a sus 81 años es la panadera de la iglesia alajueliteña, es conocida como la “señora del pan” y dicen que cuando está en la cocina se sabe por el rico olor a pancito que se respira.
Ella llega todos los sábados bien tempranito a la parroquia para prepararlo.
“Dentro de la iglesia hay un quiosquito, ahí tengo el hornito y desde las siete de la mañana yo ya estoy preparando el pan, para tenerlo listo a la salida de la misa, a eso de las 10 de la mañana ya no queda nada”, contó.
Durante las fiestas patronales al Santo Cristo de Esquipulas, que se celebran en estos días, la venta es viernes, sábado y domingo, especialmente se vende en la solemnidad del Cristo Negro, el 15 de enero, que es la actividad más importante de los festejos.
Un precio regalado
El precio es de mil colones por cuatro bollitos y, para el sabor tan rico de los pancitos, ese monto es un regalazo.
“El pancito va con buena preparación, es de primera, pura calidad, lleva su buena mantequilla, huevo, azúcar y buena harina también”.
Ella hace unos 25 kilos, es decir, de uno a dos sacos de pan, aunque parezca mucho, para ella no lo es.
“Me encanta hacer el pan, desde que aprendí me quedé en la iglesia haciéndolo, yo lo hago solita, porque no a cualquiera le crece, a mí me gusta que me ayuden, pero tienen que tener buena mano para que crezca”, detalló.
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Doña Martha cuenta que siempre le preguntan por el secreto y ella dice que el toque está en la amasada.
“Yo me alegro cuando me dicen que el pan es muy rico, si no fuera así, para qué estar aquí, estoy porque lo hago bien y saber que las personas lo disfrutan a mi me pone feliz”.