Si usted es de los que corre de un lado a otro y no tolera ni una pizca de polvo en sus zapatos, tal vez necesite los servicios de don Óscar Alvarado, un josefino que mantiene viva una labor que muchos han olvidado o no saben que aún existe.
Con 58 años y visión limitada en uno de sus ojos, don Óscar se sienta cada día en los alrededores del parque Central, con su cepillo y betún, para dejar sus zapatos impecables y brillantes.
“Tengo más de 20 años de estar aquí. Soy de aquí del centro de San José, y vivo aquí por el mercado Borbón, pago un cuartito allí, a veces puedo pagarlo, a veces no, porque esto es duro. Hay días buenos y hay días malos”, nos contó Alvarado.
A las personas que se dedican a este trabajo se les llama limpiabotas, lustrabotas o lustrador y cada día son menos las personas que lo ejercen.
Don Óscar nos contó que hace unos años los clientes hasta hacían fila para que sus manos mágicas pasaran el cepillo por el calzado, pero ahora no es así, de hecho en el ratito que estuvimos conversando con él, solo se acercó una persona.
A pesar de su discapacidad y de las diferentes vivencias a través de los años, Alvarado agradece por lo que tiene y lo que hace: “Dios es bueno, Él siempre lo bendice a uno”, mencionó.
Y como todo buen pulseador, trata de hacer un trabajo extra para poder pagar el cuartito en el que vive, así que de vez en cuando también se dedica a vender aguacates.
Este limpiabotas no recibe ningún tipo de ayuda y no vive con su familia, por lo que depende 100% del trabajo de sus manos, así que si pasa en carreras y quiere aprovechar la vuelta, pase por el banquito de don Óscar.