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Lo que comenzó como un antojo de un vecino, terminó convirtiéndose en la receta del éxito para una familia de Cervantes, en Cartago.
Le hablamos de la historia de El Tortillón de Mamá Blanca, un negocio que ha sabido ganarse el corazón y el paladar de muchos gracias a su sabor casero y creatividad.
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Este lugar, lleno de sabor, está ubicado exactamente 50 metros al sur de la basílica de Los Ángeles.
Y como no podíamos quedarnos con las ganas de probar sus platillos, nos fuimos hasta allá para conocer la historia detrás de este proyecto que nació con una tortilla y un maduro.
“El Tortillón nació en el 2008 y empezamos en la feria de Desamparados, ahí hacíamos tortillas tradicionales y se vendían bastante”.
“Ahí teníamos un vecino que vendía plátanos maduros. Un día llegó a decirnos que qué rico una tortilla con plátano maduro, pero él lo que quería era la tortilla separada del plátano, que se lo cocináramos en la plancha y así, pero se nos ocurrió comprar otro maduro y ponérselo a la tortilla y después lo cubrimos con más queso para que se ataran las cosas y quedó delicioso”, nos contó Jairo Chinchilla, propietario del negocio.
Esa idea fue el inicio de algo más grande. El joven mencionó que esa fue su primera receta original y, con el tiempo, se animaron a probar nuevos sabores. Tras varios intentos, llegaron opciones como la tortilla de carne, chicharrón, pollo e incluso piña, entre muchas otras.
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“Todas son tortillas del mismo tamaño y se les coloca el ingrediente especial como el plátano maduro en miel, por ejemplo, además de la capa de queso, y se funde por dentro. Tenemos también la chorreada dulce y hay una con queso, esas combinaciones a la gente le encantan”, agregó Jairo.
Las personas quedaron tan encantadas con sus delicias y el apoyo fue tan grande, que lograron establecerse en un local fijo, lo que marcó un antes y un después para la familia.
Actualmente, El Tortillón de Mamá Blanca ofrece sus productos también en Tres Ríos, Granadilla y Heredia.
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Algo que los distingue es que la mezcla base se elabora directamente en Cervantes, y desde ahí se distribuye a todos los puntos de venta para asegurarse de que el sabor se mantenga igual en cada uno.
La masa y el queso tienen su toque especial, y el objetivo siempre ha sido ofrecer un sabor auténtico y con identidad.
“Nosotros nos enfocamos mucho en la calidad y en ofrecer algo más de la casa, algo más sano y que sepa igual de rico.
“Nuestro fuerte es el desayuno y el café, pero también contamos con casados y el pinto lo vendemos todo el día. Igual todos nuestros platillos se preparan al momento”, detalló Chinchilla.
Y para quienes gustan de personalizar su comida, también pueden pedir todas las extras que deseen para agregarlas a su tortilla y hacerla aún más sabrosa.
Algo que no pasa desapercibido al visitar el lugar es el ambiente familiar y acogedor. El café se lo chorrean a uno en la mesa y las tortillas se palmean al momento, detalles que definitivamente hacen que uno se sienta como en casa.
El nombre del local no es casualidad, es un homenaje a su abuelita, quien les heredó la receta de las deliciosas tortillas y que, aunque ya está retirada de la cocina, sigue siendo parte esencial de esta historia familiar.
“Nosotros somos de Cervantes, donde la tortilla de queso es muy popular, hay restaurantes muy famosos y muy antiguos”, mencionó Jairo con orgullo.
El lugar huele tan bien que uno quiere pedir de todo, pero quería probar especialmente la Torti-Piña, una combinación que podría sonar extraña, pero solo viendo la preparación se hace la boca agua y tiene un costo de tan solo 3.500 colones.
También probé la que viene rellena de carne, que cuesta 4.500 colones, y el Pinto Mamá Blanca, que vale también 4.500 colones, todo estaba delicioso.
Las tortillas se pueden comer entre dos personas porque son bastante grandes, además son perfectas para desayunar, para un café e incluso almorzar o cenar.
Si desea visitarlos, puede ubicarlos en Waze como El Tortillón y también puede seguirlos en redes sociales. Para pedidos puede comunicarse al 4070-2222.
