Rándall Aguilar se debe a Carmelita y Carmelita se debe a Rándall Aguilar. Son el uno para el otro desde hace 21 años, cuando él se convirtió en el utilero estrella del cuadro de la barriada.
Con 43 años de edad, Rándall lleva media vida ligado a esa institución que ama con todo su corazón y a la que sigue desde que era un chamaco. Él es vecino del barrio El Carmen, por lo que los colores de su corazón son verde y rojo, nada más.
“Llegué por medio de un señor que se llama Quitico Solera, él era utilero. En aquel momento uno de los utileros se fue y entonces me contactó a mí, me dijo que si quería trabajar con él y de ahí en adelante me quedé con la institución”, comentó Aguilar.
Recuerda Rándall que antes de empezar a bretear oficialmente en el club a los 22 años, acostumbraba a viajar con el equipo a todas las canchas, siempre ha andado para arriba y para abajo apoyando, pero antes lo hacía como un aficionado más.
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Actualmente trabaja con el técnico Mario Víquez, pero la lista de entrenadores con los que ha compartido es larga, desde Guilherme Farinha, Vinicio Alvarado, Hugo Robles, Rónald “Macho” Mora, Luis Torres, Ulrich Kowalzick, entre otros. Cientos de historias tiene para contar con cada uno de ellos.
“Con todos los técnicos he hecho química, con todos me he llevado bien”, confesó Aguilar, quien es bastante quitado para las grabadoras y las fotografías, no le gusta el protagonismo y se limita a hacer su trabajo puras tejas.
“No me veo en otro equipo, me siento muy bien aquí” agregó.
Aguilar definió así a su familia deportiva: “Una institución pequeña, como decía “Cañón” González ‘para hacer amigos’. Para mi es mi segunda casa, yo paso ahí siempre y hay gente que yo quiero mucho, aquí aprendí mucho”.
El sueño de Rándall es poder clasificar a segunda ronda con los verdolagas y verlos jugando una final nacional. Para eso trabaja duro chineando a los jugadores, para que le rindan en la cancha y lleven a la institución a esa meta.
En su lista de recuerdos hay momentos muy duros y momentos felices.
“He vivido un descenso, fue en San Barbara y el técnico era Rónald Gómez. También sé lo que es vivir volver a primera. Descender fue lo más duro y demasiado feo porque se pierde todo, pero ascender es lo más bonito porque se recupera todo y se vuelven a tener patrocinios”, comentó.
Aguilar es el utilero que la gente dice que en el 2008 sacó del estadio Carlos Alvarado a Kervin Lacey en una bolsa de balones, para que se capeara a los policías que lo andaban buscando por falta de pago de la pensión alimenticia, pero dice que eso es un mito.
“Es mentira, había una ventana que daba al camerino y por esa ventana se fue a la bodega, David Diach empezó a decir que ahí iba en el pick up, pero yo nunca lo saqué”, confesó.
Este fiel empleado carmelo es uno de los que estará este domingo dándolo todo para que los verdolagas derroten a Alajuelense en el nuevo estadio Rafael Bolaños (3 p.m.) en barrio Plywood de Alajuela.