El papa Francisco viaja este viernes a Nunavut, en el Ártico canadiense, en la escala final de su viaje para pedir perdón por los abusos a niños indígenas en internados de la Iglesia católica.
El pontífice de 85 años pronunciará un discurso en Quebec antes de viajar a Iqaluit, capital y mayor ciudad del amplio territorio Nunavut.
Allí se reunirá por primera vez con sobrevivientes de escuelas residenciales que alojaban a niños indígenas arrancados a sus padres y forzados a dejar su lenguaje y cultura nativa.
Luego el papa estará en un evento público del pueblo Inuit.
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“No resolverá nada, pero una disculpa ante el mundo significa mucho para nosotros”, dijo Elisapee Nooshoota, de la comunidad de Iqaluit, que forman unas 7.000 personas.
Desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990, el gobierno de Canadá envió forzadamente a unos 150.000 niños indígenas a internados a cargo de la Iglesia católica. Muchos sufrieron allí abusos físicos y sexuales y se cree que miles murieron por desnutrición, enfermedades, maltrato o falta de cuidado.
Al iniciar su visita a Canadá el lunes, el papa pidió públicamente disculpas por los abusos.
Muchos sobrevivientes dijeron que ese pedido de perdón fue abrumador, pero para otros fue apenas el comienzo de un proceso de sanación y reconciliación.
"Deberían estar haciendo más con orientación, con centros de bienestar, de recuperación", dijo la residente de Iqaluit, Israel Mablick, de 43 años y sobreviviente de una de esas escuelas.
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Otros señalaron que el papa no mencionó expresamente los abusos sexuales contra niños de las Primeras Naciones, inuits y mestizos, y en Iqaluit varios advirtieron lo mismo.
Francisco no “reconoció el rol institucional de la Iglesia Católica Romana en la protección de los abusadores”, dijo Kilikvak Kabloona, directiva de una organización inuit en Nunavut.
"Esa protección permite que crezca la violencia sexual y esperamos una disculpa por los abusos sexuales", dijo.
Se espera también que se solicite al papa que se ocupe del caso del sacerdote fugitivo francés Johannes Rivoire, de 93 años, que está acusado de abusar de niños inuits en Nunavut y luego huir a Francia.
Este año la policía de Canadá puso una nueva orden de captura en su contra y una delegación del pueblo inuit le pidió a Francisco que se involucre en el caso.