“La magnitud de la contaminación es muy grande, lo suficiente para decir que el Óder necesitará años para volver a su estado natural”, reconoció, ya que se vertieron “cantidades enormes de residuos químicos, con total consciencia del riesgo y las consecuencias”, opinó.
De pie a orillas del río, Michel Tautenhahn, jefe adjunto del parque nacional del valle del Bajo Óder, mira consternado en dirección al curso de agua que marca la frontera germano-polaca.
“Estamos en el lado alemán. Tenemos peces muertos por todos lados”, dice a AFP.
“Estoy profundamente conmocionado. Tengo la impresión de ver décadas de trabajo arruinadas (...) El agua es nuestra vida”, lamenta.
No solo han muerto peces, también muchos otros animales acuáticos como los mejillones. Los peces son “solo la parte visible del iceberg”, asegura.
El Óder es un río considerado relativamente limpio desde hace numerosos años y que alberga una cuarentena de especies de peces.
Muchos ahora flotan sin vida en sus aguas, algunos de apenas unos centímetros, otros de casi dos palmos. A veces, se ve algún ejemplar que trata de voltearse para intentar nadar.
Las autoridades estiman que los animales fueron probablemente envenenados.
Su muerte es “atípica”, explica Axel Vogel, ministro de Medio Ambiente del estado alemán de Brandeburgo, asegurando que “toneladas” de peces ya han fallecido.
La muerte de los peces a menudo está provocada por la distorsión de los niveles de oxígeno cuando el nivel del agua es demasiado bajo, explica.
“Pero hemos detectado un aumento del nivel de oxígeno desde hace días, lo que indica que se ha introducido una sustancia externa y ha provocado todo esto”, afirma.
Hay análisis en marcha en Alemania para establecer la naturaleza de esta sustancia. Las autoridades ya han informado de indicios de niveles extremadamente altos de mercurio, algo que la investigación deberá confirmar.
En Polonia, la policía ofreció una recompensa de 215.000 dólares para encontrar al culpable de los vertidos.
La oposición, las autoridades locales y organizaciones ecologistas han exigido explicaciones al gobierno y algunos incluso piden dimisiones en el ministerio del Clima, uno de cuyos viceministros animaba todavía el jueves a la población a ir a bañarse al Óder.
“Esto parece Chernóbil cuando, después de la catástrofe, el poder soviético envió a la gente a participar en el desfile del 1 de mayo”, se ofuscaba Daniel Petrykiewicz, un activista medioambiental a la cadena televisiva TVN24.
En la orilla alemana del río, Tautenhahn se preocupa por el futuro.
“Si es mercurio, se quedará allí durante largo tiempo”, dice recordando que este metal no se desintegra y puede permanecer muchos años en los sedimentos.