Confirmando ese Vaticano lleno de intrigas pintado por Dan Brown, justo en vísperas de los funerales solemnes del papa Francisco, este sábado, parecería haberse resuelto la gran incógnita que amenazaba las reuniones precónclave, es decir, si el cuestionado cardenal Angelo Becciu, puede participar, o no, de la elección del próximo pontífice.
Y la respuesta es “no”, al parecer.
Resulta que el papa dejó dos cartas en las que confirmó su voluntad de que Becciu sea excluido del cónclave, según el diario Domani.
Cartas que, en medio de las discusiones sobre si Becciu -defenestrado en 2020 al saltar a la luz un escándalo de corrupción y a quien el papa le quitó los derechos cardenalicios (que implican ingresar al cónclave)-, debe abandonar su lucha.
Becciu, que al principio del pontificado fue uno de los más estrechos colaboradores de Jorge Bergoglio -fue su sustituto, es decir, su número tres-, fue condenado a cinco años de prisión por un tribunal Vaticano, en el denominado “juicio del siglo”, el primero de este tipo contra un funcionario de grado tan alto en la Santa Sede.
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Becciu, de 77 años, siempre se proclamó inocente e incluso acusó a la justicia vaticana de no ser ni justa ni imparcial y, se consideró un chivo expiatorio de operaciones turbias urdidas por sus enemigos
Cuando el papa lo echó, de un día para el otro, en septiembre de 2020, también debió renunciar a su cargo de prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos.
Y, pese a estar muy implicado en una trama de lo más oscura -por una inversión millonaria en Londres con fondos reservados de la Secretaría de Estado, así como en envíos de dineros extraños a sus familiares sardos-, comenzó, junto a abogados, una campaña mediática para limpiar su nombre.
Incluso sorprendió al denunciar a la revista L’Espresso, que fue la que reveló el escándalo, para que le pague una enorme indemnización por haber perdido su posibilidad de ser papa, al quedar afuera del cónclave.
Empeñado en dar vuelta a las cosas y desafiando la sanción de Francisco, comenzó una campaña subterránea para obtener apoyos en ese sentido durante las congregaciones generales de estos días.
Aunque en estas reuniones preparatorias -en las que participan menores y mayores de 80-, se hace un juramento por el que no se debe contar de qué se habla allí dentro, ya es un secreto a voces de que el tema estalló desde el primer día, el martes pasado.
División
En un inicio, al no existir -hasta ese momento- documentos que confirmaran la voluntad del papa de excluirlo, el cardenal Giovanni Battista Re y al frente de este fase de transición, le habría dicho que estaba a favor de su reinserción en la lista de electores.
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A pesar de manifestar totalmente de acuerdo, el cardenal, Kevin Farrell, que es el camarlengo -quien maneja la sede vacante, de 77 años-, le hizo saber que el papa Francisco le había comunicado en forma clara que no quería que Becciu ingresara al cónclave.
“A este punto dos fuentes indican que Re le habría dicho a su colega sardo que diera un paso hacia atrás”, escribió Domani, que subrayó que Becciu insiste que, al no existir documentos, no va a renunciar a su deber de elegir al próximo papa.
Y es aquí que llegó el golpe de escena.
“Ayer a la noche el cardenal Parolin le habría mostrado a Becciu dos cartas escritas a máquina y firmadas por el Pontífice, que lo excluirían del cónclave: una de 2023 y la otra de marzo”, escribió Domani.
“El cardenal habría tomado nota, pero no es claro si dará un paso para atrás o si deberán ser las congregaciones generales las que decidan”, agregó.
Este viernes tuvo lugar la cuarta congregación, en la que estuvieron 149 cardenales.
Ahí se tomaron nuevas decisiones logísticas, entre ellas, que el domingo, los cardenales a la tarde irán a la Basílica de Santa María la Mayor a rezar las vísperas ante su tumba.
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En la congregación del jueves, el cardenal italiano Claudio Gugerrotti propuso instituir una comisión de cinco cardenales -en la que estaría incluido Becciu- para decidir si se lo excluye o no de la elección del sucesor de Francisco.
No obstante, se manifestó en contra de la eventual readmisión de Becciu, quien no se rinde.
En entrevista para Reuters, Becciu insistió que tiene que ser admitido como elector en el cónclave porque, según él, el Papa nunca tuvo intención de excluirlo de la votación.
Incluso aseguró que en enero, antes de ser internado, Francisco le habría dicho que había encontrado “una solución” para su caso. Además, dijo desconocer si el Papa dejó, o no instrucciones y que “serán mis hermanos cardenales” quienes tendrán que decidir en las reuniones pre-cónclave.