Barra energética, galleta o salchicha: los insectos, en particular los grillos, se encuentran en muchos platos de Tailandia, una señal del interés creciente por esta fuente de proteínas amigable con el planeta.
El mercado de los insectos comestibles llamó la atención como alternativa a la carne, y el mercado deberá expandirse a una industria multimillonaria en los próximos años.
El restaurante Bounce Burger, en Tailandia, apareció con un menú de hamburguesas y salchichas de grillo, croquetas, barras energéticas y hasta galletas de grillo.
“Los grillos no tienen que estar solo en los puestos callejeros servidos con salsa de soja”, dice Poopipat Thiapairat, codueño de Bounce Burger.
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“Pueden ser hamburguesas, repostería, galletas o incluso el condimento de chile usado en las papas fritas. Todo eso es posible”, agregó.
Un gran cambio
Los grillos son una gran fuente de proteínas y contienen numerosas vitaminas.
Pese a ello, Poopipat admitió que los insectos necesitan un cambio de imagen por que “no son realmente amigables con el consumidor”.
“Si abrimos un restaurante y servimos comida a base de grillos que no parece grillos, el consumidor podría estar abierto a probarlo”, indicó.
“El problema con los grillos es que se pegan en la garganta”, explicó, tras señalar que el restaurante quita las partes “duras” del insecto, como las alas y piernas, dejando solo el cuerpo carnoso.
“Es el mismo concepto de la res o el cerdo, porque no comemos los huesos”, dijo.
Para los tailandeses es normal comer insectos como merienda, pero Pawan Thedthong reconoció que para otros no es así, mientras comía un insecto en un puesto de frituras en Bangkok.
“Uno ve a los extranjeros que pasan y no se animan a probar los insectos”, dijo el joven de 24 años.
“Si los procesan para parecer algo más atractivo, tal vez la gente los coma más”.
Uno de los atractivos de la producción de grillos es que su impacto ambiental es mucho menor que la cría de vacas o cerdos.
Un estudio de 2017 sugiere que la producción de pollo en Tailandia era responsable de 89% más emisiones de carbono que la industria de los insectos.
Tailandia cuenta con miles de fincas de insectos, mientras otras partes del mundo apenas descubren sus beneficios.
Muchas de esas fincas producen alimentos para animales pero algunas ahora se enfocan en consumo humano, como Bricket R&D Cricket Farm, abierta en 2019.
La finca situada en las afueras de Bangkok suple 160 kilos de grillos cada mes a la cocina de Bounce.
El proceso es controlado cuidadosamente, con los insectos enfriados para dormirlos, lavar y luego prepararlos como alimento, explica el director gerente, Thanaphum Muang-Ieam.
En las hamburguesas los grillos son colocados encima, pero para productos como barras energéticas y galletas, los cocineros de Bounce utilizan un polvo elaborado con los insectos molidos, el cual incluyen en la mezcla que va al horno.
¿Y para los clientes?
“Sabe bien, la salsa se mezcla con el olor de los grillos”, comenta Anut Sottthibandhu, un cliente que comía una hamburguesa.
“No siento que haya insectos en mi hamburguesa”, agregó con una sonrisa.