Después de ver a Albino Vargas “encadenarse” con una cadenita de tres pesos a un poste todo doblado de la Municipalidad de San José, los abuelos de antes le habrían dicho “chingo de encadenada”. De hecho, no duró ni dos horas en eso ya que con el primer pelillo de gato salió soplado.
Según él se encadenó porque no le gustó el acuerdo al que llegó el alcalde de San José, Johnny Araya, con los empleados municipales para que estos volvieran al brete y dejaran la huelga sindical que arrancó el 10 de setiembre.
Pero lo que realmente llamó la atención fue esa cadenita, que más bien parecía de juguete, con la que se medio enganchó.
Estuvo más preocupado de que le pasaran un micrófono que de haberse conseguido una cadena más seria. Y lo peor es que cuando los medios de comunicación llegaron les decía que no quería tomas de televisión ni fotografías.
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Desde que a principios de esta semana los empleados de la muni de San José volvieron al brete, las tumbacocos que contrataron los sindicatos llegaban desde las seis de la mañana a pegar gritos para que los empleados de ese lugar volvieran a la huelga, hasta los trataban de traidores, pero por más bulla que hacían nadie les dio pelota.
La medida desesperada fue un Albino quien se puso como de faja la cadena al mejor estilo de Tres Patines, porque hasta torcido le quedó el pantalón con el amarrado que se hizo; sin embargo, tampoco le dieron mucha pelota, por eso y por la lluvia que caía, mejor el sindicalista se soltó y jaló.
Incluso, hasta la gente de Carmelita aprovechó para hacer mofa de la cadena que usó el sindicalista.
" Queremos aclarar públicamente que esa no es nuestra cadenita", escribió el club en su Facebook, vacilando con la pieza “Carmen se me perdió la cadenita”.
Desesperación total
El politólogo Gustavo Araya, seguramente tuvo que medio agarrarse la panza para no ahogarse de la risa con el tema de la cadenita de Albino.
“Hay una máxima en política, las medidas desesperadas revelan situaciones muy precarias. Uno no va a pedir plata a una garrotera cuando está bien de dinero, lo hace cuando ya no tiene a donde más recurrir”, explicó Araya.
El politólogo aclaró que en otros países, como Cuba, cuando una persona se encadena, lo hace de verdad, se amarra bien todo el cuerpo y hasta pierde la llave, tanto así que para soltarlo hay que cortar las cadenas.
“Albino se encadenó con mucha firmeza dice él, pero tenía la llave en la bolsa de atrás, así no se vale.
“La cadenita de Albino evidencia la falta de legitimidad, deja muy en claro que él ya no tiene apoyo ni la credibilidad de su gente, de las bases sindicales. No tiene credibilidad ni a lo interno de los sindicatos ni hacia afuera con el resto del país.
“Fue un acto desesperado a ver si logra recuperar algo de su imagen, la cual está muy golpeada porque se confirmó que antes de iniciar la huelga ya había arreglado todo lo de su pensión, también porque le han demostrado que durante 28 años nunca trabajó y eso le quitó prácticamente toda la credibilidad”, agregó el politólogo.
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Otro de los golpes que, según Araya, recibió Albino, fue que tras las conversaciones con el Gobierno, él y otros líderes lograron un acuerdo, pero las bases no lo respaldaron y rechazaron lo acordado, ese fue otro golpazo.
“La actual huelga solo golpes negativos le ha dado a Albino, de hecho, lo de la cadena lo veo como una búsqueda de oxígeno de alguien que está con respirador artificial”, aseguró Araya.
Encadenarse no es para vacilar
El 14 de junio del 2017, el italiano Paolo Padrone se encadenó y comenzó una huelga de hambre, frente a los Tribunales de Justicia de San José, porque tenía dos meses y medio de no ver a sus dos hijas. De hecho, este viernes 5 de octubre del 2018 nos contó que sigue sin poder verlas.
Nos explicó don Paolo que duró cuatro días encadenado y en huelga de hambre porque creía firmemente en la causa y que también sabía que representaba a muchos otros hombres que tampoco pueden ver a sus hijos.
“Encadenarse no es para vacilar. Yo tenía mis motivos bien serios y un gran respeto por la causa que defendí. Uno no planea encadenarse para durar dos horas. Cuando uno cree firmemente en lo que defiende, se mantiene.
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“Entendí muy bien que no era una causa individual, sobre mi espalda estaban otros hombres que no ven sus hijos en Costa Rica, por respeto a ellos me mantuve. Buscaba llamar la atención de los medios y se logró, pero eso se logró en las primeras cuatro horas; sin embargo, no iba a recoger las cadenas e irme para la casa, no, me quedé muchísimas horas. Las cosas o se hacen bien o no se hacen”, aclaró don Paolo.