Dos hombres interpondrán una demanda civil por un monto que ronda los 120 y 240 millones de colones, en contra de un sacerdote de apellido Castillo y de la Iglesia Católica de manera solidaria.
A Castillo se le acusa de supuestos abusos deshonestos en contra de ambos ofendidos cuando fueron menores de edad. Los hechos ocurrieron en el año 1983.
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Así lo dio a conocer el abogado Marco Castillo, representante del Movimiento Diversidad, quien aseguró que su agrupación asesora a las víctimas.
Las hombres plantearon una denuncia ante la Curia Metropolitana hace aproximadamente dos años explicando los hechos y solicitando justicia. Castillo indicó que darán un mes de tiempo para que la Iglesia Católica se pronuncie por el proceso eclesiástico, y posteriormente plantearán la demanda civil.
El monto solicitado se saca por 10 años de daños y perjuicios a las víctimas, explicó Castillo, calculados entre uno y dos millones por año. El monto exacto lo definirá el abogado que lleve la causa. En un principio sería Castillo; sin embargo, en la actualidad él debe guardar dedicación exclusiva por lo que están en busca de un colega que lo asuma.
Este es el segundo caso de abuso sexual a menores por parte de un sacerdote que sale a la luz pública en los últimos días. La noche del lunes, la Curia Metropolitana anunció que el padre Mauricio Víquez fue suspendido luego de que tres hombres lo acusaran por supuestos abusos cuando tenían 13 y 16 años.
De las flores al dolor
Según comentó uno de los denunciantes que planteará la demanda civil, él sufrió de abusos sexuales por parte del sacerdote Castillo cuando tenía 15 años.
"Este señor empezó con mucha amistad, mucha atención, me invitaba a tomar café, me regalaba estampitas para vender. Ya después empezaron las caricias y el abuso, hasta llegar a la violación. Cuando las cosas se pusieron feas, yo le comenté a mis padres. Mi papá es de ascendencia alemana muy fuerte, y lo que pasó fue que me llevé la paliza más grande del mundo y al día de hoy, él falleció y nunca me perdonó, porque pensaba que yo era "playo". Quiero aclarar que no soy homosexual, ni homofóbico, de hecho soy un padre de familia, tengo cinco hijos y crié cinco más.
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"A raíz de esto, mi padre le dio el estudio a todos mis hermanos, menos a mí. Entré en drogas, alcoholismo, mi juventud fue muy dura. Me tuve que ir del país seis años, porque esta situación cambió mi vida completamente.
"Lo único que gané hablando fueron los maltratos de mi padre. Aún tengo cicatrices en el cuerpo de las marcas que me hizo. A raíz de este abuso yo perdí a mi padre, él fue un gran hombre, pero se convirtió en un agresor luego de esto. Y yo esta situación nunca la busqué, yo era un muchacho, no tenía conocimiento de lo que pasaba", narró el hombre, quien hoy es administrador.
Caso sin avanzar
El hombre asegura que luego de plantear la denuncia en la Curia Metropolitana, hace dos años, lo llamaron para dar su testimonio y luego llamaron al otro denunciante (un hombre que vendía verduras puerta a puerta y que llegó a verderlas a dicha iglesia). Agregó que ya pasó un año de esperar a que llamen a sus tres testigos y el caso quedó estancado.
"Pero la Iglesia no se salvará de la responsabilidad que tiene como patrono de todos estos empleados y el gran daño que le han hecho a muchos jóvenes y niños abusados.
El hombre aseguró que se presentó en dos ocasiones a la Fiscalía para interponer la denuncia a nivel penal, pero le dijeron que había prescrito.