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Les presentamos al taxista de Puntarenas en cuyo carro nació un bebé

Al dueño de la nave ahora le dicen el “Partero"

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Los clientes aprovechan para que don Zet les cuente cómo su taxi se convirtió en sala de partos. Foto: Cortesía.

Don Zet Salazar fue el taxista que vio como la parte trasera de su carro, un Toyota Yaris 2009, se convirtió en una sala de partos, cuando Floribeth Peraza, de 28 años, dio a luz a su pequeño Yariel Mayorga.

Lo que el conductor, de 51 años, nunca imaginó es que él y su carro se iban a convertir en la sensación de Puntarenas y no porque sea el más guapo o porque tiene un chuzo, nada de eso, según nos contó, ahora todos en el Puerto quieren viajar con él solo para conocer la nave donde nació un bebé.

Como le contamos este miércoles, la mamita pidió el servicio a las 9:20 de la mañana en el lugar conocido como calle El Arreo en El Roble para ir al hospital Monseñor Sanabria, donde se suponía tenía que nacer su tercer hijo. Desde ese punto hasta el centro médico se tarda aproximadamente 20 minutos.

Sin embargo, el pequeño no aguantó más y al ser las 9:35 a.m se vino, justo cuando estaban a 75 metros del hospi. De inmediato don Zet acercó el carro a la zona de urgencias para que los doctores atendieran a la mamá y al bebito.

Salazar, quien tiene 25 vueltas de ser taxista, dijo a La Teja que luego del parto su situación económica mejoró ya que ha tenido más clientes, seguramente curiosos por su particular historia ya que cada vez que un usuario se monta le pregunta si fue en ese taxi que nació el pequeño.

“Mi taxi es el (número) 174, he escuchado que dicen que ahora es el de la suerte, pero yo lo veo de otra forma, para mí el que se monte va a recibir bendiciones porque aquí vino a caer una bendición de Dios”, aseguró.

"Mis compañeros me han dicho que la gente quiere viajar conmigo para conocerlo (el taxi), porque no creen que aquí haya nacido un chiquito”, continuó.

Comenta que ahora sus colegas taxistas le dicen el “Partero” y que en redes sociales lo ven como un héroe.

El integrante de la Fuerza Roja explicó que durante el recorrido nunca volvió a ver a la mujer, ya que tenía vergüenza de observar sus partes íntimas.

“Al bebé no lo conozco, pero la verdad es que sí me gustaría verlo porque yo estuve en el momento de su nacimiento y, además, a mí me gustan mucho los chiquitos, por eso es que tengo cuatro hijos”, añadió.

Precisamente, uno de los deseos de la madre es que su hijo y el taxista se encuentren, por eso apenas se recupere lo buscará para presentarlos.

“Él (taxista) estaba muy asustado pero se comportó muy bien, me decía que estuviera tranquila y que todo iba a estar bien, yo le quiero agradecer en persona porque estuvo atento a todo”, comentó la feliz mamita.

La mamá y el pequeño ya están en casita.

Según contó doña Flory, uno de los miedos que tenía el conductor era que el niño resultara afectado por alguna bacterias que pudiera haber en el carro.

El pediatra y director médico del hospital Metropolitano, Roberto Herrera, aseguró que no es sano que un menor nazca en la casa, en un carro o en un bus por el riesgo de sufrir algún problema respiratorio, pero que si es tratado a tiempo no habrá ninguna complicación.

“Una vez que nace, lo ideal es tratar de trasladar al niño y a la madre a un un centro de salud para recibir los cuidados que ambos requieren, de esta manera y si todo sale bien, se podría decir que al día siguiente los dos van a tener el permiso de salida”, detalló.

Para el chofer lo único feo de esta historia fue que un día después se enteró que varios medios de comunicación informaron que Yariel nació en el taxi ya que, por la huelga, su mamita no llegó a tiempo al hospital.

“Eso me molestó bastante porque no fue cierto, simplemente el chiquito se vino, no había ninguna manifestación y tampoco presa”, argumentó.

Se fue a lavar el carro

Luego de dejar a Floribeth y a Yariel en el hospital, don Zet se fue a lavar el carro ya que los asientos traseros estaban llenos de sangre.

“Yo mismo lo lavé (el carro), duré bastante (risas). Mi mamá me ayudó con los forros y me dijo que le echara café en polvo para que el olor se quitara. Duré como tres horas lavándolo y seguí trabajando”, mencionó.

Yariel y su mamá ya están en casa y será en los próximos días cuando los dos vean a don Zet, eso sí con más calma.

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