Don Mario Rodríguez y doña Ligia Naranjo son un matrimonio tico que vive en Florida, Estados Unidos, donde el huracán Milton pegó fuerte, aunque en la zona donde viven no impactó con la fuerza que se esperaba y la hipótesis de ellos tiene que ver con la fe.
Doña Ligia está completamente convencida que Milton no entró en categoría 3 o 4 porque sus oraciones a la virgencita de Los Ángeles fueron escuchadas y porque en su casa alistaron la mejor “arma” que podían conseguir: dos imágenes de nuestra Patrona llenas de agua bendita.
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“La Negrita siempre está en nuestras oraciones, porque somos muy devotos. Desde que supimos que el huracán iba a golpear cerca comenzamos a rezar pidiéndole a ella protección y estoy segura que fuimos escuchados.
“Todas las noticias aseguraban que Milton entraría hasta en categoría tres, sin embargo, en nuestra zona terminó entrando en categoría uno, lo que evitó todo desastre. Así es el poder de nuestra madre santísima, los ticos lo conocemos muy bien”, comentó doña Ligia.
Con un ojo abierto
Don Mario, por su parte, nos contó cómo fueron esos momentos de tensión que pasaron mientras el fenómeno acechaba.
“Fue una noche de no dormir nada. Nos pasamos levantando a revisar cómo avanzaba el asunto por temor a que sucediera algo. El viento tan fuerte hace imposible que usted pueda pegar los ojos.
“Se pasa con mucho temor y lo poquito que uno logra dormir es con un ojo cerrado y otro abierto. Qué va, un huracán es algo muy serio y fuerte. Gracias a Dios no sucedió lo que estaba pronosticado”, nos explicó muy agradecido con el cielo don Mario.
El matromonio tiene dos hijos y un yerno. Tiene 15 años de vivir en Florida, por lo que ya han experimentado distintas alertas y preparativos para una gran tormenta tropical o huracán.
“Nosotros nos preparamos para lo peor: forramos las ventanas con madera, pusimos sacos de arena en caso de inundación y compramos bastantes provisiones, como agua.
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“Pasamos una noche larga y con demasiada incertidumbre. La gran felicidad es que ya pasó el susto, el tremendo susto. Mi esposa es de San Vito de Coto Brus y yo de Barreal de Heredia, uno en Costa Rica no vive situaciones así. La fuerza del viento de un huracán, aunque sea categoría uno, es gigantesca, por eso uno se asusta todo”, reconoció el herediano de nacimiento.
Dos semanas, dos huracanes
Milton recorrió Florida dejando a más de 2,8 millones de hogares sin electricidad y provocando inundaciones, dos semanas después del paso devastador del huracán Helene.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) informó que Milton tocó tierra “cerca de Siesta Key, en el condado de Sarasota”.
Durante la noche del 10 de octubre se registraron vientos extremos de hasta 165 kilómetros por hora (km/h), según datos del NHC, que alertó de riesgos de inundaciones. Más de 2,8 millones de hogares se quedaron sin electricidad.
La potencia del huracán disminuyó el jueves por la mañana, pasando a categoría 1, según el NHC. El presidente estadounidense, Joe Biden, había anticipado el miércoles que Milton podría ser “la peor tormenta en Florida en un siglo”.
Acompañada de “vientos extremos” y de fuertes lluvias, la megatormenta provocó a su llegada inundaciones “repentinas”, precisó el informe del NHC. También provocó tornados antes de llegar en el centro y el sur del estado.
Justo antes de que Milton tocara tierra, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, pidió a los residentes del estado “quedarse dentro y no salir a las carreteras”.
“Nervioso”
En el sector donde Milton tocó tierra, los habitantes se protegieron en sus casas con buen tiempo o en refugios.
Ante la llegada de la tormenta a Tampa, Randy Prior, de 36 años, dijo a AFP estar nervioso.
“Todavía nos estamos recuperando del huracán Helene, que dejó el suelo saturado de agua”, contó.
En otra gran ciudad, Fort Myers, Debbie Edwards, que decidió no marcharse, señalaba por su parte que todo el mundo estaba ansioso.
“Es como si un síndrome de estrés postraumático se hubiese instalado tras el paso de otro huracán devastador, Ian, hace dos años”, agregó.
Milton desató su furia apenas dos semanas después de que otro gran huracán, Helene, devastara Florida y otros estados del sureste, con un saldo de al menos a 236 muertos y equipos de emergencia todavía suministrando ayuda.