El ICE le echó tierra al poyecto hidroeléctrico de Diquís, en Buenos Aires de Puntarenas luego de analizar que el consumo nacional de energía viene en picada.
La fallida iniciativa iba a ser una megaplanta de 650 megavatios (MW).
La noticia la confirmó la presidenta ejecutiva del ICE, Irene Cañas en conferencia de prensa donde anunció una serie de ajustes como este para mejorar las condiciones financieras de la entidad.
La funcionaria agregó que, por las mismas razones, también se atrasa en tres años el proyecto geotérmico Borinquen I, en Cañas Dulces de Liberia, Guanacaste respecto al plan anterior (ahora entraría en el 2027 y no en 2024).
También anunció la clausura de las plantas térmicas San Antonio y Barranca por “ineficientes”, debido a que llevan años sin aportar energía, afirmó.
Solo esas plantas representan costos operativos fijos, sin generar energía, en el rango de ¢1.800 millones y ¢1.200 millones respectivamente, afirmó la presidenta del ICE.
Según Cañas, la cancelación de Diquís implica suspender también la consulta a los pueblos indígenas de la zona y el retiro del proyecto ante la Secretaría Técnica Nacional Ambiental.
Además, se suspenden la conclusión de la factibilidad ambiental del proyecto y se finiquitan relaciones con comunidades de influencia directa e instituciones regionales involucradas.
Todavía en junio del 2017, el ICE defendía la construcción de la hidroeléctrica, prevista para el 2024, pues alegaba que era necesaria para satisfacer un aumento en la demanda y para crear un polo de desarrollo en una zona económicamente deprimida.
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Durante seis años, el Instituto invirtió $146 millones (¢90.630 millones al tipo de cambio actual) en el proyecto y estos costos no se trasladarán a tarifas, según aseguró Cañas. La jerarca explicó que ese dinero ya se pasó a gasto de la entidad y esto afecta sus finanzas.