Allan Araya Ulloa se enamoró de los libros “Escuela para todos” cuando leyó un ejemplar que su mamá tenía en la casa y a los 12 años quedó flechado, le encantó que tuvieran tanto conocimiento y que explicaran las cosas de forma tan sencilla.
El brumoso descubrió que sacaban un ejemplar cada año y se dedicó a buscarlos con entusiasmo y paciencia hasta que por fin completó la colección, toda una hazaña porque los más viejos no se consiguen fácilmente.
Tardó doce años buscándolos y en esa tarea obtuvo ayuda de familiares, amigos, otros fiebres y visitó librerías y compra y ventas. Una labor de hormiga que ahora lo llena de orgullo.
El libro se vende en toda Centroamérica desde 1966 y fue durante mucho tiempo el “Google de papel”, una obra de consulta obligada para saber de remedios caseros, curiosidades del mundo, chistes, adivinanzas, las mareas y mucho más.
La idea del almanaque había nacido en 1964 y dio sus primeros pasos en la radio. Al inicio se le llamaba también el ICECU, que son las siglas de Instituto Centroamericano de la Extensión de la Cultura, la organización que lo trabaja y lo publica.
Enorme herencia
Los papás del libro almanaque fueron doña Manuela Tattenbach Yglesias y su esposo, el austríaco Roderich Thun, quienes vieron la necesidad de educación que había en Centroamérica y buscaron una forma sencilla de llevarlos conocimiento a los campesinos.
En la actualidad en su edificio en San Pedro de Montes de Oca conservan cientos de miles de preguntas envidadas por lectores y oyentes. Ese valioso archivo le permitió a esta publicación recibir el título de “Memoria del mundo” de parte de la Unesco.
La sed de conocimiento fue la que inspiró a Allan y es la razón por la que hoy tiene 53 ejemplares que guarda con mucho cuidado.
“A mi mamá (doña Rossy) le gusta mucho leer y ella me contagió esa fiebre, es imposible no hacerlo con estos libros que tienen de todo. Uno puede leer cuentos, hacer recetas y conocer sobre cosas curiosas, por eso no dejo que nadie los toque sin mi permiso”, explicó Allan.
“Para mí no tiene precio cuando la gente se entera que logré completar la colección, se asombran de que una persona tan joven los conserve todos. Me han ofrecido comprarlos, pero no pienso separarme de ellos, no importa la cantidad que me ofrezcan”, adelanta.
La otra razón de negarse a negociarlos es que teme que luego de tanto trabajo para conseguirlos terminen en manos de alguna persona que no los valore.
Y hay un detalle. Allan no se conforma con tener los ejemplares, los ha leído todos, más los de los años 1966 y 1967, de los primeritos.
“Tiene muchas enseñanzas que se han heredado de los abuelos y se comparte entre padres e hijos, son una fuente de conocimiento abierta a todos”, explicó.
Así lo querían doña Manuela y don Roderich, quienes habían hecho propia la frase “hacer comprensible lo incomprensible es un derecho humano”.
Dice Allan que para él los cuentos son una fuente de reflexión y menciona uno publicado en 1970 y que se llama “Un tipo que se pasó de listo” o “Don Tino, el prestamista”, que enseña sobre la humildad.
El orgulloso dueño de esta linda colección piensa que el secreto del éxito del libro está en la redacción sencilla –para que todos entendamos– y cree que también influyen el tamaño de los textos y las ilustraciones. Todo se junta para que los lectores se enganchen.
Ya anda en la calle
Si usted es seguidor del libro que todo lo sabe le contamos algo bueno...
Don José Miguel Yglesias, director de Escuela para Todos, nos dijo que este viernes 26 de octubre empieza la distribución de la edición #54.
“El libro mantiene su tradicional espacio para cuentos, en esta edición viene un cuento de un muchacho que se enamora de una rata y esta se convierte en princesa”, nos adelantó.
Se hablará del agua, estará el santoral, que no puede faltar, viene un tema muy interesante sobre las cuevas en la Luna, los cambios en el océano Antártico, las ruinas mayas y los cancioneros con música centroamericana.
La portada está dedicada a Panamá, por lo que viene una ilustración muy a tono con ese país hermano.
El almanaque se podrá encontrar en supermercados, puestos de venta de periódicos, librerías y con distribuidores independiente.
Si usted lo que quiere es venderlos puede llamar al teléfono 2234-0520, 2253- 6238 o enviar un correo electrónico funept@ice.co.cr para más información.