Las palmeras ramonenses se pusieron de moda esta última semana cuando el moncheño Paul Brenes Cambronero lanzó una campaña en la plataforma www.change.org para recoger firmas y tratar de rescatarlas.
“Es una iniciativa más que todo romántica, debo admitir, pues las palmeras están dentro de una propiedad privada y según tengo entendido la persona que la compró quiere hacer una inversión comercial y está en todo su derecho de hacerlo”, explicó Brenes.
Según nos contó el preocupado ciudadano, las palmeras fueron sembradas por don Macario Valverde Madrigal, padre del benemérito de la patria Carlos Luis Valverde Vega. Don Macario las llevó a su casa luego de uno de sus múltiples viajes a Limón para despedir a su hijo cuando se iba para Europa a estudiar Medicina en La Sorbona, en París.
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“Las palmeras reciben a todos los que llegan a Moncho y se observan desde cualquier punto por el que la persona se acerque. Se pueden ver desde los cerros de Naranjo, desde la cima en Palmares o por cualquier otro punto”, agregó Paul,
En el texto de la campaña, como una de las razones por las que solicitan rescatarlas, se lee que los ramonenses no deben permitir que el dinero las haga desaparecer porque además de embellecer el paisaje natural de la ciudad, son casa y fuente de alimento de aves y plantas.
Paul recordó que en marzo muchas personas se acercan a ver las guarias moradas que florecen en la cumbre, a unos 60 metros de altura.
“¡Demostremos que preferimos los árboles antes que el cemento! Firmemos la petición de conservar estos antiguos centinelas de nuestro pueblo. ¡Evitemos tirar, literalmente, más de cien años de vida! Algo podremos hacer si levantamos nuestra voz. El verdadero poder no está en el dinero, está en la lucha”, añade la petición que a la tarde de este domingo ya sumaba 1.741 firmas.
La petición busca que la Municipalidad de San Ramón y los dueños de la propiedad lleguen a acuerdos ambientales que les permitan conservarlas.
¿Caos vial?
Otra de las preocupaciones de Brenes es el hecho de que se genere un caos vial a la entrada de Moncho si se concreta el proyecto comercial pues actualmente solo la vía al costado oeste es la que tiene acceso; la del costado este está cerrada desde los años ochentas por el falseamiento del terreno; la del lado norte es un calle sin salida y al lado sur no hay ninguna. Según Brenes eso causaría un cuello de botella a la entrada del cantón poeta.
Al fotógrafo Mario Rojas, otro ramonense, la propuesta le parece un sinsentido. Cree que el nuevo dueño del terreno puede hacer lo que quiera con su inversión y se pregunta “¿si tanto les interesaba salvarlas por qué no gestionaron entre varios la compra del terreno?”. Dice que hasta donde recuerda no conoció ninguna iniciativa al respecto.
Brenes recordó que él ha sido testigo de la caída de cinco palmeras durante un viento fuerte y lo riesgosas que son si no se les da el mantenimiento necesario, pero me el dolor que sienten los ramonenses por perder algo que ha estado siempre en sus vidas y porque las nuevas generaciones se perderán la oportunidad de conservar un símbolo vivo del cantón.
Don Macario Valverde le heredó la propiedad a su hijo Rodrigo Valverde quien a la vez se la dejó a sus hijos Carmen María Valverde y Edgar Valverde, anteriores dueños de la propiedad en la que se encuentran las palmerotas.
Pero la familia que las vio crecer y cuidó todo este tiempo decidió vender el terreno. En Moncho se dice que lo compró un extranjero.
La muni les respondió a los ramonenses por medio de un video en el que Allan Artavia, encargado de servicios municipales ambientales, dice que ellos no tienen injerencia en la corta de las palmeras. “Se trata de una propiedad privada y que corresponde al Minae ver el tema en caso de que los dueños gestionen los permisos para dicha tala”, explicó.
Eso sí, dijo que estarán vigilantes y anuentes a tratar de negociar con los dueños de la propiedad en caso de que vayan a cortar las palmeras para ver si los hacen cambiar de opinión.
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En agosto del 2006 José Cambronero hizo un escrito en homenaje a estas distinguidas “damas”.
“Contemplaron el tendido de los cables de la red telefónica automática en 1968, la construcción de la escuela Jorge Washington hasta su culminación en 1939, los trabajos de construcción de la carretera Interamericana durante los años cuarentas. Vieron abrir paso para conectar nuestra ciudad con la carretera Bernardo Soto. Tampoco escapa a sus ‘ojos’ los ratos de ocio de los estudiantes bajo su sombra, la lectura de algún tema para examen, un libro, o quizás... un furtivo romance! Ni pasarían desapercibidas las diferencias suscitadas entre ramonenses y palmareños en la cantina del señor Aquiles Ramírez (Churumbela), en la esquina aledaña”, dice parte del escrito.