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Romería 2025: La Negrita usó un vestidito guanacasteco unos segundos y le cambió la vida a una vecina de Cartagena

Una guanacasteca relata el milagro que le hizo un vestidito que, por unos segundos, usó la Negrita

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Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, en Guanacaste, no tiene Facebook, pero sí una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas.

A sus 57 años, esta mujer sencilla, madre de tres hijos y casada con don Kilder Sibaja, vivió uno de los momentos más hermosos de su vida: ver, aunque fuera por unos segundos, a la Virgen de los Ángeles luciendo un vestido hecho por sus manos.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
El vestidito es un verdadero tesoro en la casa de esta guanacasteca. (Cortesía/Cortesía)

Todo empezó el año pasado cuando le tocó a la diócesis de Tilarán-Liberia participar en la vestición de la Negrita, una tradición profundamente mariana en la que distintas comunidades del país tienen el honor de confeccionarle la ropita a la patrona de Costa Rica.

Ingrid se enteró por una compañera de la parroquia, doña Evelyn, quien le compartió la convocatoria, porque como ella no tiene Facebook, no se había enterado.

Sin tiempo que perder, consultó al padre Hugo Ortega, párroco del Santuario Mariano Diocesano de Cartagena, quien la animó a participar.

Ingrid no improvisó. Desde joven aprendió el oficio de la costura y, como heredó de su mamá el amor por la Virgen, ya había hecho vestiditos para la imagen de su parroquia.

Pero esta vez era diferente, era para “la original”, como ella dice, para la Virgen de los Ángeles que habita en la basílica de Cartago.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
Fueron unos segunditos los que la Negrita original, la que se encontró Juana Pereira, se puso el vestido, eso bastó para la bendición. (Cortesía/Cortesía)

Inspirada por su tierra guanacasteca, diseñó un vestido que en el frente tenía una Negrita pequeñita y el mapa de Guanacaste, y en la parte de atrás, una carreta, una milpa, un boyero y hasta la fachada de la iglesia de Liberia.

Todo acompañado por la frase: “Un reto a la fe del futuro”. Aunque el vestido que fue elegido para la Negrita fue el de la parroquia de Filadelfia, el de Ingrid fue el penúltimo en ser colocado. Ella y su esposo lo vieron en la tele y al verlo en la Virgencita, aunque fuera unos instantes, rompió en llanto.

“Quería recuperarlo porque para mí era un regalo muy grande. El padre Hugo me dijo que lo trajera a la casa y que algún día le gustaría que regresara a la iglesia. Lo tengo en una urna. Ese vestidito está bendito”, cuenta Ingrid.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
Estos fueron los 5 vestiditos finalistas el año pasado, cuando le tocó a la diócesis de Tilarán-Liberia vestir a la patrona de Costa Rica. (Cortesía/Cortesía)

Pero lo que vendría después la sorprendió aún más. Cuando lo llevó a su casa, lo colocó entre sus dos máquinas de coser, las herramientas de su taller de confección de uniformes y bordados.

De pronto, ambas se le descompusieron. Desesperada, se arrodilló ante el vestidito y le pidió ayuda a la Virgencita con todo el corazón. Le pidió una nueva máquina para seguir trabajando y, en menos de dos semanas, gracias al apoyo de su hija y un préstamo que salió rápido, logró comprar una máquina industrial que había soñado por años.

“Ese vestido regresó a la casa porque tenía un propósito. La Virgencita me mandó su bendición. Desde hace años soñaba con esa máquina y siempre decía: ‘¿Cuándo será el día’”, dice emocionada.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
Con mucho amor, fe y devoción, doña Ingrid cosió y bordó el vestidito en el tallercito que tiene en la casa. (Cortesía/Cortesía)

El año pasado fue especialmente duro para Ingrid. Perdió a su hermano el 10 de agosto, justo días después de que celebramos a la Negrita. Él era muy devoto y, según ella, en sus últimos días en el hospital decía que la Virgencita llegaba a verlo.

Ella estaba haciendo dulces, como lo hacía su mamá para donarlos a la Virgen, cuando llegó la noticia de su partida.

“El dolor era muy grande y justo ahí fue cuando se dañaron las máquinas. Pero ella me ayudó. Me dio una máquina nueva y me cambió la vida”, asegura.

Desde que ese vestidito llegó a su casa, dice que el ambiente cambió, que todo se siente más sereno, más protegido.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
La parte de atrás del vestidito es bien alusiva a Guanacaste. (Cortesía/Cortesía)

“Puse a la Virgencita a la par de la máquina, porque sé que ella me la reparó. Ella me cuida. Tengo dos hijos en San José y uno aquí. Sé que me los protege”, afirma.

Ingrid lleva más de una década haciéndole ropitas a las imágenes marianas. El primero lo hizo en 2013 para una que tiene en casa. En el 2016 le hizo dos más a la de su parroquia. “Una vez vi en el periódico a una señora que los hacía bordados y me dije, algún día haré vestiditos así. Y vea, la vida me dio esa oportunidad”, cuenta con una sonrisa que se siente en su voz.

Este año ya tiene dos cortados y es que todos los años, para estas fechas, se pone manos a la obra.

“Una vez dije que no iba a hacer dulces ni cajetas, pero terminé haciendo como 30 vestiditos para que la parroquia los vendiera. Eso me ha traído muchas bendiciones. Yo a ella le pido salud, fuerzas para trabajar, que no me falten clientes… y vieras que todo el año tengo trabajo”.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
Fue la propia doña Ingrid quien bordó todo los detalles del vestidito. (Cortesía/Cortesía)

Ingrid no tiene dudas de que el vestidito que le hizo a la Negrita la protegió y le respondió. La fe con la que lo cosió quedó bordada en cada hilo. En su casa de Cartagena, entre máquinas y estampas, la imagen de la Negrita ocupa un lugar especial, como en el corazón de tantos costarricenses.

Ingrid Cortés Gutiérrez, vecina de Cartagena de Santa Cruz, Guanacaste, tiene una fe que le cabe en el corazón y en las puntadas. En el 2024 participó para vestir a la Negrita, no ganó, pero recibió bendición
En una urna especial que le mandó a hacer tiene el vestidito. (Cortesía/Cortesía)

“Yo siento que mi casa está muy protegida por ella. Así es cuando uno tiene fe. Ese vestidito me cambió la vida”, asegura cargada de devoción.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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