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Esta es la curiosa historia de la Laguna de Plata, la finca más famosa y de las más bellas de todo Heredia

Laguna de Plata es ideal para pasar la tarde y hacer un buen picnic

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Laguna de Plata
En el lugar se pueden observar patitos y gansos. Foto: Albert Marín para La Teja. (Albert Marín)

Buscar lugares tranquilos, ya sea para descansar o recargar la energía positiva que nos regala la naturaleza, se ha vuelto una moda para muchos, quienes desean dejar el estrés diario en algún lugar de nuestro país.

Es por eso que en Tiempo Libre le traemos una excelente opción.

La finca Laguna de Plata, ubicada en las montañas de Heredia, específicamente en Montecito en Los Ángeles de San Rafael de Heredia, cada vez llama la atención de los aventureros de nuestro país, pues combina belleza, con cercanía al GAM y muchas opciones para pasar el día.

Esta hermosa finca se llama así desde que doña Adelia Arellano y su esposo Roberto Gómez la compraron, según nos contó ella, la casa pertenecía a un duque inglés quién falleció y le donó la propiedad a los niños pobres de Inglaterra, sin embargo; conforme pasaron los años decidieron venderla y ellos la compraron.

Laguna de Plata cuenta con cuatro mil metros cuadrados y desde que uno entra se puede encontrar con muchísimos animalitos, como patos, gansos, conejos y hasta pececitos.

El lugar es ideal para respirar aire puro, ir a tardear o hacer los famosos picnic, ya que tiene muchas zonas verdes que se pueden aprovechar, lo bueno de esta linda finca es que el valor de la entrada tiene un costo de dos rojos por persona y mil colones los más chiquititos.

En el lugar hay varios ranchos los cuales son gratis, por lo general los usan las personas que llegan tempranito, sin embargo; también se puede alquilar un rancho grandísimo que tiene doña Adelia para actividades festivas, el cual tiene un costo de 45 mil colones. Lo bueno de este lugar es que si usted se quiere quedar lo puede hacer, ya que la finca tiene unas encantadoras cabañas, las cuales tienen un precio desde los 25 mil colones, hasta los 45 mil, dependiendo cuál se elija.

Una de las cosas que más llama la atención de este encantador lugar, es la laguna, la cual es de agua natural y, en la que además, se puede navegar con un tipo de botecito que cuesta un rojo.

“El agua natural de la laguna viene montaña arriba, de hecho cuando se rebalsa cae en una zanja y ahí alimenta a otros bosques”, comentó la linda señora.

Esta finca cuenta con una decoración de artesanías de madera hechas por emprendedores de la Ruta 32, a quienes Adelia apoyó para adornar más, además tiene juegos para niños, y un hermoso puente que pasa de lado a lado el lago, apenas para unas espectaculares fotos.

En este lugar usted no tiene que gastar demás, puede llevar su comidita preparada o bien armar un picnic, pero no se preocupe si no quiere andar jalando cosas, porque esta finca también cuenta con un restaurante, solo tome en cuenta que únicamente abre los viernes, sábados y domingos.

Este definitivamente es un lugar donde se respira paz y tranquilidad, en esta finca abren todos los días, excepto los martes, en un horario de 8 a.m., a las 5 de la tarde.

Si usted desea contactarlos para reservar alguna cabaña puede hacerlo al 2267-6018, le aseguramos que la pasará más que bien.

A pesar de que ahora esta finca está como un ajito, doña Adelia nos comentó que cuando ellos la compraron no sabían donde estaba el lago, pues estaba completamente tapado por barro.

“Cuando llegué de Miami con mi esposo, compramos esta finca, la cual era un charral, la casita estaba en mal estado, pero cuando la vi me gustó mucho, ya que estaba buscando una arquitectura medieval, estilo europea, y que no estuviera tan pegada a la calle principal, pero cuando vi que tenía lago me llamó mucho la atención, sacamos tiempo y dinero para reparar todo”, comentó la dueña de la finca.

Esta simpática señora de raíces cubanas, nos contó que después de reparar la finca y dejarla puros dieces, su esposo quien falleció hace unos años, tenía la costumbre de dejar los portones abiertos, por lo que la gente siempre se metía.

“El peón de la casa siempre le decía a las personas que Laguna de Plata era una finca privada, pero mi esposo siempre decía: ‘Que entre el que quiera no importa’, entonces cuando salíamos encontrábamos todo lleno de personas, y así empezó a surgir la idea y empezamos a hacer cabañas para el negocio”, expresó.

Doña Adelia tenía un esposo visionario, de hecho nos comentó que en aquel entonces se había ido a hacer todas las vueltas de la muni para lograr construir las lindas cabañas que tienen hoy en día.

“Cuando mi esposo empezó con las cabañas, yo metí mano para que hicieran los muebles rústicos y la decoración acorde a cada cabañita”, detalló.

Adelia Arellano era quien se encargaba de recibir a los clientes, sin embargo; se encontró con Paula Ruíz y Reinaldo Orozco, una familia de nicaragüenses que se ha vuelto su mano derecha, y que la ayudan de lleno con la finca.

Cuando los visitantes llegan a Laguna de Plata siempre tienen que ver con la casa en la que vive Arellano, ya que por fuera se ve bastante grande, otra de las cosas llamativas que tiene la casa, es una torre, la cual atrapa a cada visitante.

“Cuando la gente nos visita todos tienen que ver con la torre, solo que esa torre ya no tiene nada, antes era un salón para ver televisión”, expresó Adelia.

Laguna de Plata es un lugar ideal para compartir en familia
Laguna de Plata
Laguna de Plata se ubica en las montañas de Heredia. Foto: Albert Marín. (Albert Marín)
Laguna de Plata
El lugar es ideal para un picnic. Foto: Albert Marín. (Albert Marín)
Laguna de Plata
La laguna tiene un puente que llama mucho la atención. Foto: Albert Marín. (Albert Marín)
Laguna de Plata
En lugar cuenta con unas hermosas cabañas. Foto: Albert Marín para la Teja. (Albert Marín)
Laguna de Plata
La casa de doña Adelia llama mucho la atención. Foto: Albert Marín. (Albert Marín)
Laguna de Plata
En Laguna de Plata se puede andar en botecito. Foto: Albert Marín. (Albert Marín)
Fabiola Montoya Salas

Fabiola Montoya Salas

Periodista de Empleo Costa Rica, bachiller en periodismo de la Universidad San Judas Tadeo.

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