Cuando Donald Trump dijo el jueves que se daría dos semanas para decidir si bombardeaba Irán, sus críticos concluyeron que el presidente estadounidense aplazaba esta decisión tan difícil.
La noche siguiente abandonó la Casa Blanca para asistir a una cena de recaudación de fondos en su complejo de golf de Nueva Jersey, y parte del mundo pensaba que aún había espacio para la diplomacia.
En realidad, Trump ya estaba a punto de decidirse.
Pocas horas después de su llegada al Trump National Golf Club Bedminster el viernes por la noche, los primeros bombarderos B-2 despegaron de una base aérea estadounidense.
Al día siguiente, cuando los bombarderos aún estaban en el aire, Trump tomó la decisión de atacar tres instalaciones nucleares iraníes, en la primera intervención militar directa de Estados Unidos contra Irán desde la Revolución Islámica de 1979.
“El presidente dio la orden final al secretario de Defensa el sábado”, dijo a la AFP un funcionario de la Casa Blanca que pidió el anonimato.
“En la semana previa al ataque, el presidente continuó con la diplomacia, principalmente a través de los esfuerzos del enviado especial (Steve) Witkoff, mientras el Pentágono preparaba simultáneamente la operación”, añadió.
“Distracción”
La táctica de las “dos semanas” de Trump parecía formar parte de una campaña de la que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, denominó “distracción”, que incluía varios B-2 volando en dirección contraria como señuelo.
Trump jugó a la ambigüedad estratégica durante toda la semana. Primero acortó su presencia en la cumbre del G7 para reunirse con su equipo de seguridad nacional. Después lanzó una serie de mensajes belicosos en las redes sociales contra el líder supremo iraní.
El miércoles dijo: “Puede que lo haga, puede que no” cuando le preguntaron si atacaría a Irán.
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Finalmente, su portavozm Karoline Leavittm leyó una declaración de Trump el jueves que mencionaba una posibilidad “sustancial” de negociaciones y que tomaría una decisión “en las próximas dos semanas”.
Sacó ventaja del reproche que suelen hacerle por fijar plazos de dos semanas en todo, desde Ucrania hasta la atención médica, y luego incumplirlos.
Pero entre bastidores, Trump estaba cada vez más decidido, dijeron funcionarios estadounidenses.
El presidente se había opuesto a que Israel atacara Irán hasta que lo hizo el 13 de junio, pero después admiró abiertamente el éxito de esta ofensiva y habló a diario con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El logro de la superioridad aérea israelí sobre Irán dio a Trump una oportunidad única para atacar el programa nuclear contra el que ha despotricado desde su primer mandato.
El republicano fue “informado a diario sobre los esfuerzos de los israelíes y la operación en sí mientras decidía si seguir adelante”, dijo el funcionario de la Casa Blanca.
El comandante en jefe estadounidense celebró reuniones diarias con su Consejo de Seguridad Nacional en la sala de crisis de la Casa Blanca mientras sopesaba sus opciones.
Y, para evitar la oposición de su movimiento MAGA (el acrónimo de Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande otra vez) a otra “guerra eterna” en Oriente Medio, se reunió con su influyente exasesor Steve Bannon.
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Pocos al corriente
En público, Trump y la Casa Blanca se esforzaron por mantener las cosas en secreto.
El normalmente locuaz Trump no dijo nada a los periodistas cuando regresó a la Casa Blanca el sábado por la noche, apenas un minuto después de su llegada programada para las 6 de la noche, hora local.
El primer bombardero B-2 lanzó sus bombas apenas 40 minutos después, a las 6:40 p.m. hora estadounidense, o las 2:10 a.m. del domingo, hora iraní.
Trump anunció los “muy exitosos” ataques en un mensaje en su plataforma de Truth Social a las 7:50 p.m.
La Casa Blanca publicó entonces imágenes de un Trump de aspecto pensativo en la sala de crisis, con su gorra roja de béisbol MAGA.
“Esta fue una misión altamente clasificada con muy pocas personas en Washington al tanto del momento o la naturaleza de este plan”, dijo el domingo el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Dan Caine.
Pero las decisiones difíciles están lejos de terminar para Trump, que se reunió de nuevo con su equipo el lunes en el despacho oval.
Si los ataques estadounidenses no destruyeron por completo las instalaciones nucleares iraníes, como afirmó, ¿lanzará más? y, sobre todo, ¿irá Trump más allá de atacar las plantas nucleares?
“Si el actual Régimen iraní es incapaz de HACER A IRÁN GRANDE DE NUEVO, ¿por qué no habría un cambio de Régimen?”. escribió Trump en Truth Social el domingo.
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Anunció acuerdo de paz
Sin embargo, este lunes, Trump anunció que Irán e Israel acordaron “un alto el fuego total”, pero escalonado que comenzará el martes y que supondrá el “fin oficial” de la guerra de 12 días.
“Ha sido plenamente acordado por y entre Israel e Irán que habrá un ALTO EL FUEGO TOTAL y COMPLETO”, escribió Trump el lunes en su plataforma Truth Social.
Por el momento Israel e Irán no han confirmado el acuerdo.
Según Trump, el alto el fuego sería un proceso gradual de 24 horas que comenzaría el martes. Primero Irán pondrá fin unilateralmente a todas las operaciones e Israel haría lo propio 12 horas después.
“En la hora 24, el mundo saludará el fin oficial de la guerra de 12 días”, dijo el presidente estadounidense. Añadió que ambas partes han aceptado permanecer “pacíficas y respetuosas” durante cada fase del proceso.
El anuncio de Trump se produjo horas después de que Irán atacara una base militar estadounidense en Catar.
La guerra comenzó cuando Israel atacó Irán el 13 de junio con el objetivo declarado de destruir sus instalaciones nucleares, y desde entonces se han sucedido los ataques y contraataques entre ambos países.